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Ni Galilea se salvo...

Luis Guillermo Hernández Aranda

TORREÓN, COAH.- El futbol es sadomasoquismo. El equipo de casa tenía el triunfo y lo dejó ir. Ahora a esperar un milagro en domingo. Pero antes sufrir 90 minutos más.

Con fe religiosa, la gente poco a poco llenó el Estadio Corona. La afición esperaba ver al Santos derrotar al odiado América, al odiado equipo de Cuauhtémoc Blanco.

-Si juegan la mitad de como lo hicieron contra el Toluca ya la hicimos, comentaban dos personas momentos antes de iniciar el partido. Aún recuerdan con alegría la demostración de los Guerreros el domingo 24 de noviembre cuando lograron su pase a la Liguilla. ¿Por qué no creer que la experiencia se volvería a repetir?.

Poco antes de las 15:00 horas, 22 hombres saltan a la cancha, dispuestos a obtener la victoria. Después de todo de eso se trata este deporte, ya lo dijo el Papa Paulo VI en 1968, cuando declaró: "El juego de futbol no es más que eso: o se gana o se pierde”.

Las alineaciones son dadas a conocer por el sonido local, un nombre llama la atención: Cuauhtémoc Blanco. La reacción: abucheo unánime. Todo lo contrario cuando el anunciador dice: ¡Rodrigo el “Pony” Ruiz!.

-Vamos “Pony”.

En el diminuto jugador están puestas las esperanzas de más de 18 mil personas reunidas en el estadio, él representa los sueños de la Comarca Lagunera.

El partido da inicio. En los primeros minutos pocas emociones, pero otra vez Blanco es el protagonista de los comentarios de la tribuna.

-Me cae que a Cuauhtémoc le creció la joroba.

Alguien más osado no se reprime y grita:

-Cuauhtémoc chi... y también Galilea.

La gente de Sol se coordina y a la cuenta de tres en coro claman otro recordatorio maternal para el novio de la triunfadora de Big Brother Vip.

Al minuto 11 el primer susto, el primer sufrimiento. El delantero americanista de apellido Patiño queda solo frente al portero santista Adrián Martínez, afortunadamente éste detiene el viaje del balón.

-¡Hizo el Cristo!, grita alguien emocionado.

Con el santo de espaldas

Ni siquiera han transcurrido 15 días de que Eduardo Lillingston fuera canonizado por la afición lagunera. Aquel domingo contra Toluca anotó hasta en tres ocasiones. Hoy no controla ningún balón en la media cancha.

-Es un zacatón, grita alguien desesperado.

Los ataques del América son peligrosos, la gente grita. El Santos se salva. El abanderado no marca un claro fuera de lugar.

-Pi...abanderado, ¿qué no viste?.

-No tienes gracia ni pa´ correr.

-Lázaro, es el nombre más repetido durante el juego. El motivo: es el vendedor de cervezas.

Por fin al minuto 30 una alegría. “El Pony” Ruiz anota el gol de la quiniela.

-Les estamos dando un baile.

-Qué nos duran esas Águilas.

Cinco minutos después, un tiro al poste, Blanco toma el rebote, no tira de inmediato ante una portería sola, espera, da una pausa, parece que Adrián se recupera, una finta, llega un defensa, otra finta y ahora sí, ya solo el jugador más odiado de la tarde anota el gol del empate.

-Pin.. Blanco.

-Todos menos él.

-Se está burlando de nosotros.

Cuatro minutos más tarde un nuevo sufrimiento. Hugo Norberto Castillo anota el segundo gol del América. A pesar del dolor, los aficionados coinciden.

-Fue un golazo.

Sí se puede

Termina el primer tiempo. Quince minutos de descanso.

-Ya valimos.

-Si queda así mejor ni vamos al Azteca.

La fe se niega a morir aunque es poca. Las acciones comienzan, Santos se lanza al ataque, la gente comienza a gritar ¡sí se puede!. En cada grito va el alma, las amarguras de la semana, las frustraciones propiciadas por la crisis económica, pero hoy nada importa, sólo que gane el Santos.

-Con no perder me doy por servido.

El español Manjarín toma el balón, una excelente jugada por la banda derecha, un centro, Lillingston se eleva en el aire, remata de cabeza y... ¡gooooool!.

-Lo metió al puro estilo Borgetti.

Nuevamente la alegría. Nuevamente el Sí se puede, nuevamente los gritos contra Cuauhtémoc Blanco. Nuevamente Lillingston debe ser canonizado, ¿quién dijo que fuera zacatón?.

El querido “Pony” Ruiz falla un pase.

-Pin... “Pony”.

No ha pasado ni un minuto del error, nuevo ataque, un centro pasado y el chileno cierra la pinza... ¡goooool!

-Arriba “El Pony”.

-“El Pony” es mi viejo, gritan en la tribuna.

Manuel Lapuente, director técnico del América hace cambios, reacomoda a su equipo. Luis Fernando Tena, estratega del Santos, ve el partido de pie.

-Haz cambios Tena, grita alguien.

El triunfo parece un hecho. Sin embargo, no es así, un nuevo ataque americanista, un centro, el portero santista se pasa, un rechace, cae la pelota al “Misionero” Castillo, otra vez Castillo, otra vez el gol.

-Pi... Castillo, tenía mucho tiempo de no anotar un gol y contra nosotros mete dos.

Un conato de bronca, la frustración es mucha. Los minutos transcurren lentamente.

-Haz cambios Tena, suplican.

-Tena tiene miedo, no sabe qué hacer.

El final se acerca. Una falta sobre Blanco en los linderos del área, otra vez Blanco.

-Sólo falta que aquí perdamos.

No pasa nada, por fin el silbatazo final, termina el sufrimiento, para comenzar otra vez el próximo domingo, cuando la afición espere un triunfo de su equipo en el Estadio Azteca, cuando espere un milagro en domingo. Después de todo es el día que los santos tienen más trabajo.

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