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Nuestra Salud Mental / Etiquetas: la sal y pimienta de la vida

Por Dr. Víctor Albores García

Asociación Psiquiátrica Mexicana

Desde hace muchísimos años, me he preguntado incansablemente algo que hasta el presente nunca me he podido contestar; se trata del rol y las funciones que juegan los agentes de tránsito en nuestra comarca, y especialmente en esta ciudad. Hay días enteros en que son completamente invisibles, y nunca aparecen cuando realmente son necesitados. En otras ocasiones los vemos paseando en las patrullas, a pesar de que se ha vuelto confuso distinguirlos de los agentes de seguridad, pues los uniformes son muy semejantes o iguales. De vez en cuando aparecen semiescondidos tras algún arbusto, anuncio comercial o al doblar la esquina, uno que otro de caballería, en sitios aparentemente sin sentido para ser cuidados, pero que seguramente deben tener un importante simbolismo para ellos y sus funciones. Posiblemente los encontremos de cuando en cuando en sitios muy variados e inverosímiles, pero casi nunca en los espacios en donde verdaderamente hacen falta.

Originalmente y en forma importante, los agentes deberían tener un papel básico como educadores y orientadores del público, sobre lo que realmente significa una buena educación vial. Es también difícil saber hasta qué nivel están siendo ellos mismos capacitados al respecto, de modo que puedan desarrollar una labor más eficaz de educación con choferes y peatones paralelamente. Da la impresión de que en la mayoría de los casos, el trabajo de los agentes es andar a la caza de adolescentes sin licencia, de adultos pasados de copas, de automóviles o vehículos de todo tipo sin placas o permisos, de personas que estacionan sus vehículos en sitios no permitidos, y todo ese tipo de detalles, lo cual es bastante admirable, pero lo sería más, si en lugar de amenazar o intimidar a estas personas con actitudes poco amables y casi prepotentes para ser infraccionados, se tuviera un giro más orientador y educativo. Este tipo de experiencias le hacen a uno preguntarse, si su trabajo consiste en amenazar e infraccionar, como una forma de recaudar dinero para el municipio, más que llevar papel educativo y de orientación para un público que está en una urgente necesidad de ser educado y orientado.

Hace algunos meses, al estar esperando la luz verde con flecha en el bulevar Miguel Alemán en Gómez Palacio, el agente en turno, que estaba del otro lado de la calle, la cruzó hasta llegar a mi auto, lo que automáticamente me puso a la defensiva, como suele suceder cuando alguien así se le acerca a uno, condicionados ya por los años de experiencia. Sin embargo, en un tono bastante amable, el agente me señaló que si la luz estaba en verde, aunque no hubiera la flecha, podría dar la vuelta a la izquierda, mientras me cerciorara que no vinieran autos en sentido contrario. Su señalamiento educativo me impactó sobremanera, pues en todos los años que he manejado aquí en La Laguna, nunca había tenido un señalamiento semejante, que me hizo darme cuenta del nivel de capacitación del agente, de su amplio criterio y flexibilidad, y de la conciencia de sí mismo, no como el clásico “mordelón”, sino como alguien que juega un papel importante en educación vial, una característica nada fácil de encontrar. Su actitud me pareció admirable y digna de ser imitada por la mayoría de nuestros agentes, que tienden a ser más rígidos, agresivos y con un criterio poco flexible y sin conciencia de su papel de educadores.

El nuevo modelo de agentes femeninos, azul y naranja que se han posesionado del centro de la ciudad de Torreón, son también un ejemplo de otro tipo de agentes, con un criterio más amplio y con un papel más activamente educativo respecto a la vialidad en nuestra ciudad y nuestra comarca en general. Debería ser un modelo de agente que se pudiera extender con mayor amplitud a tantas áreas en las que se necesita ese tipo de acciones para orientar y educar a la población, a la vez que se trata de resolver tantos de esos problemas terribles que se dan a todas horas, y en los que generalmente no hay nadie presente con la capacidad para intervenir y facilitar el tráfico y desamarrar los embotellamientos. Se trata de un nuevo modelo de agentes, que idealmente debería venir a sustituir al modelo antiguo y anacrónico que hemos tenido por muchos años, que realmente nunca han sido capaces de solucionar los problemas de vialidad.

Aunque todavía tenemos mucho que aprender y avanzar en materia de educación vial y vialidad, especialmente cuando necesitamos una mejor capacitación que se inicie precisamente por los agentes, encontrar agentes como los mencionados, le da un toque esperanzador a nuestro futuro, sobre todo cuando la región tiende a crecer cada vez más, y con el tiempo los problemas de vialidad serán cada vez más difíciles y complejos, como sucede en todas las ciudades grandes. (Continuará).

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