La consolidación y el respeto a las instituciones continúan siendo asignaturas pendientes de aquellos que tienen a su cargo las tareas que a ellas competen, pues para la ciudadanía no hay cohesión entre los miembros del gabinete del Ejecutivo federal; las divisiones en el Congreso de la Unión resulta cada día más evidentes y otro tanto sucede entre los partidos políticos más importantes del país.
No obstante las afirmaciones del presidente Vicente Fox, en el sentido de que él está conforme con los resultados del trabajo de los secretarios de estado, no es saludable que éstos actúen sin coordinación alguna e incluso que algunos lleguen al extremo de enfrentarse públicamente exhibiendo sus diferendos, o cómo ha sucedido, que le enmienden la plana al propio Presidente y tenga qué ser el jefe del Ejecutivo quien dé la cara para aclarar los yerros de aquellos.
Por su parte, otro tanto sucede hacia el interior del Congreso de la Unión y de manera especial en la Cámara de diputados, donde visto está que, contra lo que sostengan los propios legisladores en defensa del poder que integran, los líderes de las fracciones parlamentarias han sido incapaces de llegar a acuerdos que les permitan legislar en los grandes temas nacionales a favor de los ciudadanos, pues están más interesados en acceder a las prebendas que derivan de esos cargos que al trabajo que les ha sido encomendado por el voto popular.
Y ni qué decir de los enfrentamientos hacia el interior de los partidos, pues en distintos momentos, como ahora sucede con el PRI, han aflorado las grandes divisiones en el PRD y el PAN, sin detenerse a considerar que tanto para los propios partidos, como para la sociedad en general, lo que se requiere es que exista una verdadera unión en la que, respetando la pluralidad, interactúen en la sociedad para fortalecer el sistema de partidos y el democrático. Pero todo indica que esto es lo que menos les interesa a sus dirigentes.