Se ha dicho y con razón que la política en México es atípica, porque en nuestro país suceden cosas que en otros nunca se dieron o en el peor de los casos constituyeron meras etapas de un proceso evolutivo que fue desarrollándose oportunamente, y si acaso se presenta en alguno cierto régimen regresivo, el pueblo busca la forma de abandonarlo con rapidez, tal y como está sucediendo ahora en Venezuela.
Pero solo entre nosotros un mismo partido dominó el panorama político nacional durante más de setenta años y aún ahora, no obstante haberse iniciado por mandato popular la transición gubernamental, muchas de las viejas formas permanecen intocadas, como también persisten maneras de actuar en política que son propias de regímenes en los que la falsedad y la mentira predominan.
Mencionamos lo anterior por las declaraciones que el senador Manuel Barttlet hizo en el sentido de que ni él, ni Humberto Roque Villanueva participaron en la campaña de Francisco Labastida, y por tanto ningunos de los hechos relacionados con el llamado Pemexgate le son imputables a ellos, en un intento por deslindarse de cualquier responsabilidad que pudiera corresponderles a ambos en ese asunto.
¿Qué hubiera pasado si Labastida logra llegar a la presidencia de la República?. ¿Cuál sería la posición de Barttlet actualmente?. Sin duda alguna, el actual senador sostendría a viento y marea que su participación en la campaña había sido determinante para el triunfo del candidato del PRI. Pero como el pueblo escribió la historia de otra manera, ahora resulta que nada tuvo que ver en la campaña presidencial, no obstante que durante la misma resultó electo senador. No cabe duda de que las derrotas nacen huérfanas.