La lucha en contra de la venta y consumo de drogas no admite cuartel, porque en la medida en que disminuya su combate o las autoridades encargadas de perseguir a quienes delinquen no cumplan cabalmente con su obligación, en esa misma medida los efectos del narcotráfico socavarán más rápidamente las estructuras sociales y en pocos años, nuestras comunidades sucumbirán ante el flagelo de las drogas.
En ese sentido, todo lo que se pueda hacer para incrementar el número de elementos que participen en esa lucha, es bienvenido por la sociedad. De ahí que el anuncio hecho por el presidente Vicente Fox en el sentido de que enviará al Congreso una iniciativa para facultar a las corporaciones policíacas, aun las municipales, para que puedan legalmente detener a los distribuidores de droga en pequeña escala y ponerlos a disposición de las autoridades federales, sea tenida como un acierto.
No faltarán quienes consideren que si los narcotraficantes corrompen a policías federales y hasta miembros del Ejército, con mayor facilidad lo podrán hacer tratándose de simples elementos municipales. Pero a ellos habría que responderles que con esos argumentos nunca se haría nada y que, comparativamente, son más los policías que cumplen con su deber que aquéllos que se corrompen.
En secreto para evitar hasta donde ello sea posible que los policías se corrompan, sigue siendo la estricta selección en todos los niveles, que aunada a la capacitación permanente y los salarios decorosos, debe dar como resultado mejores corporaciones y una lucha más efectiva en contra de la delincuencia y por ello, se considera que la propuesta del Presidente es viable y el Congreso de la Unión debe apoyarla.