La venta de leche sin pasteurizar por parte de los llamados estableros de traspatio del área suburbana y rural de la Comarca Lagunera de Durango, plantea un problema de salud pública en la región. Como es del conocimiento, los referidos productores expenden leche al público en contra de las disposiciones expresas de la Jurisdicción Sanitaria de la Secretaría de Salud, ante la falta de alternativas por los canales ordinarios industriales y comerciales.
El caso es preocupante y con mayor razón, si advertimos que el propio titular de Desarrollo Rural del municipio de Lerdo justifica el hecho para “preservar la ganadería como empresa de cientos de familias”. Es cierto que deben buscarse alternativas para la conservación de la cadena productiva en cuestión, pero nada justifica poner en riesgo la salud de la población y menos aún, con la complicidad o complacencia de las autoridades.
Por otra parte, el sistema de distribución que se está implantando en el caso, incluye a líderes de colonias populares encargados de organizar el incipiente mercado, lo que amenaza consolidar una estructura de intereses fuera de la ley. El gobierno del licenciado Ángel Sergio Guerrero Mier, debe dar una respuesta al problema en cuestión, antes de que arraigue y se convierta en un vicio irresoluble como muchos otros que afectan a nuestra vida pública.
En la solución deben intervenir las dependencias del Gobierno Federal responsables del apoyo a las actividades del campo y las asociaciones ganaderas, así como el sector privado a través de las empresas productoras y comercializadoras de leche. La naturaleza y gravedad del riesgo planteado, obligan a gobierno y sociedad a cerrar filas, en aras de una propuesta positiva que vaya al fondo, atienda el problema sanitario y tome en cuenta los intereses de todos los involucrados.