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Nuestro entorno/El sentido de la libertad

Alan Acoyani

Mañana que se cumple un aniversario más de la independencia nacional y que pasamos los 11 de septiembre (el que hirió a nuestros vecinos del norte y el que ellos infligieron a Chile en 1973 con Pinochet), quizás merezca nuestra reflexión el denominado sentido de la libertad. Antes que nada, para el ser humano, la libertad ha sido uno de los bienes más caros y quizás a nosotros, que vivimos en un ambiente de relativa soltura, nos cueste trabajo entender las luchas que nuestros antepasados tuvieron que dar para que nosotros pudiésemos vivir de la forma en que estamos acostumbrados. Ya la Biblia dice en el Evangelio que “La verdad os hará libres” y Cervantes en su Quijote, le hace decir a su personaje que la libertad es el más preciado de los bienes.

Autodeterminación, es sencillamente lo que la libertad significa. El tener la posibilidad de decidir por nosotros mismos, sin nadie que nos diga qué hacer, cómo comportarnos, en qué creer o en qué no. Esas luchas han sido cotidianas para muchos, desde el hombre de las cavernas, para no quedar subyugado a alguien más fuerte. Todas las grandes epopeyas, en su fondo, refieren a lidias por dominar o librarse de la opresión, incluyendo los libros religiosos. En su evolución, la historia pasa de la lucha contra el opresor más fuerte, a la defensa contra los imperios y a partir del Renacimiento, la lucha ha sido contra los gobiernos tiránicos del príncipe o gorila en turno. El Silgo de las Luces, el XVIII, vio el surgimiento de nuevos derechos, los del hombre, garantías individuales o como ahora se les dice, derechos humanos. Son las manifestaciones para frenar a los gobiernos y acotar su dominancia: unirnos como sociedad para contrarrestar a quien se supone debe protegernos. Es debilidad humana, y los gobiernos les conforman hombres y mujeres, el pretender más poder del que se tiene legítimamente.

Por todo eso, las sociedades debemos luchar por mantener y ganar el espacio de la libertad y no amedrentarnos frente a los poderosos; es y será un litigio cotidiano. El año que corre, y el próximo, y los subsecuentes, serán escenario de la lid política, en su faceta electoral. Nuestra mejor arma para evitar el tutelaje, el que nos traten como menores de edad, es el voto. Plena, simple y sencillamente, votar es la mejor arma con que contamos como ciudadanos y en libertad, el depositar en las urnas nuestras preferencias, es una opción que nada ni nadie nos puede obligar a rehuir.

En algún Centro de Readaptación Social, donde este columnista estuvo recluido en las mazmorras, administrados por ínclitos lasallistas, maristas y jesuitas, no lograron inculcar en el que suscribe la plena adaptación a pías obras ignacianas o a dogmas de fe, pero sí trasminó el sentido revolucionario del cristianismo, que con dos cándidos conceptos humanos renovó al temible Dios del Atiguo Tstamento: amor y libertad, y su vínculo, el amor a la libertad. Es también el sentido de El Siglo de Torreón, que como todo medio serio –los otros se compran y venden al mejor postor; bien decía Quevedo: “Poderoso caballero es don dinero”- tiene como fin el transmitir las luchas de su comunidad, La Laguna, sin cortapisas o bozales, y que sean los propios laguneros los que con su voz decidan, convenzan y sean convencidos, de las aspiraciones, anhelos y propósitos en nuestra Comarca. Ésta es una casa editorial abierta. A nadie ni a nada se rehuye y sus páginas desde hace ochenta años han sido accesibles a todos, sin preferencia, ni color y la comunidad lo sabe. El papel de un diario es simplemente ser el medio para que los actores se expresen con toda libertad y que los lectores decidan por ellos mismos, sin que nadie les diga qué hacer o profesar.

Evidentemente, al calor de las contiendas políticas se caldean los ánimos, incluidos los de los poderosos. Quizás no todo el mundo ha tenido la fortuna de nacer en ciudades donde hubiese prensa libre y por ello supongan algunos señores del poder que “El león es de su condición” y, crean que todavía campea en este país la simulación, sin recordar, porque probablemente nunca lo hayan sabido, que en México desde hace años ha habido y hay, honrosas excepciones de libertad en ciudades tales como Mérida, Hermosillo o Torreón y últimamente, muchas más en toda nuestra geografía –Deo Gratia-.

De cualquier suerte, en los medios de comunicación sabemos que la lucha es diaria y que la libertad se protege con la verdad. La única forma de ser creíbles es con ella, en el momento que un medio informativo se acobarda pierde lo único que le da sentido y sus lectores, radioescuchas o televidentes lo abandonan. Por eso los medios de comunicación que formamos parte inherente de nuestra comunidad, creemos en el sentido de la libertad y nos mantendremos en ella. Por ello, todos nosotros como ciudadanos, podemos y debemos votar el próximo 29 de septiembre. Es la única forma que como laguneros seguiremos siendo los amos de nuestro propio destino. Creo, que éste es para los laguneros y para El Siglo de Torreón, el sentido de la libertad.

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