Cuando un ser intenta sacarle algo a la vida, lo más que puede, sin dar, ese ser no puede encontrar alegría verdadera y duradera, porque pensando y viviendo para otros es como se puede encontrar el gozo profundo. Nadie puede vivir para sí mismo y ser feliz. Siempre que te encuentres con un sentimiento de descontento e insatisfacción, puedes estar seguro que es debido a que has dejado de pensar en tu prójimo y te has encerrado en ti mismo. La forma de cambiar es comenzar a pensar en alguien más y hacer algo por él. Así, dejas atrás al yo falso, al yo inferior, y te encaminas hacia una vida más rica y fértil en lo espiritual. El amor te colmará de dicha y paz.