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MEXICO, D.F.- Los obispos de México no tienen ningún resentimiento con el presidente Vicente Fox, “no estamos en contra de él, ni buscamos trato preferencial o beneficios para la iglesia aprovechando que se ha manifestado abiertamente católico”, aclara Abelardo Alvarado Alcántara.
En una charla con el secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) reconoce, sin embargo, que existe preocupación dentro de la jerarquía católica ante el desgaste de la figura presidencial derivado del “desbordamiento” de las críticas hacia Vicente Fox.
“Los obispos -aclara- no nos toca expresar juicios sobre el desempeño del Presidente... pero si nos preocupa y si queremos que la institución presidencial no sea denostada, que no se le desprestigie, sino que mantenga su autoridad y sea respetada”.
Abelardo Alvarado, quien recordó hechos trascendentes que sucedieron en torno a la iglesia católica en el país, como la visita del Papa y la canonización de Juan Diego, las denuncias “magnificadas” a sacerdotes por delitos sexuales o a la polémica surgida por la película “El Padre Amaro”, subraya como importante dentro de esa iglesia, el “trato normal” que se da con el presidente Vicente Fox. “No es cercano, ni distante, es sobrio”.
“No lo criticamos, reitera, pero si opinamos y expresamos el sentir de la población en torno a las políticas de su gobierno, como las económicas que no favorecen a las clases más necesitadas”.
Persiste -señala- la pobreza, inseguridad, desempleo y el abandono del campo. “Por ello, una cosa es expresar juicios y opiniones sobre las políticas y otra cosa es estar contra el Presidente”.
Y es que, precisa, han surgido críticas hacia los representantes de la iglesia sobre diferentes asuntos. Algunas de ellas son por las opiniones vertidas precisamente sobre las políticas actuales.
Otras vienen de grupos religiosos como los masones, quienes piensan que los representantes de la iglesia Católica sólo buscan beneficios en el trato con el Presidente y acusan de intolerantes, cuando ellos lo son al atribuirse indebidamente ser guardianes de la laicidad.
Por ello, insiste: “El derecho del Presidente a manifestar su fe no quiere decir que viola la ley o que existen condicionamientos entre la iglesia y el Estado”.
En otro orden, al referirse a hechos vividos por la iglesia en este año, Abelardo Alvarado menciona asuntos que han golpeado a la iglesia, como la polémica surgida en torno a la realización y proyección de “El Padre Amaro”.
“Hubo reacciones fuertes y negativas de grupos que juzgaron que las declaraciones de los obispos descalificaban -el filme-, estaban fuera de época y eran un atropello a la libertad de las personas y a su derecho a decidir lo que cada quien quiere o no ver.
“Sin embargo, en esta polémica que en principio era sobre la película misma y su calificación moral, se pasó a un ataque hacia los obispos, quienes tenemos el derecho a proponer las características morales que las personas deben tomar en cuenta para elegir sus espectáculos y entretenimiento”, indica.
Respecto a las acusaciones a sacerdotes de pederastía, el obispo lamenta que se haya querido generalizar el problema. Sin embargo eso “servirá para madurar en la forma de vivir en nuestra fe”.