SALTILLO, Coah.-- Las últimas detecciones de plantíos de marihuana en el municipio de Ocampo, revelan que ésta alejada y desértica zona de Coahuila se usa de nuevo por los narcotraficantes para el cultivo de la droga, señalaron fuentes anónimas a EL SIGLO DE TORREÓN. Funcionarios de la alcaldía en la minúscula cabecera, con marcado nerviosismo argumentaron “no estar enterados” de la destrucción de los campos sembrados con la hierba alucinógena, pero tampoco negaron la presencia de los “narcos”.
El 3 de septiembre elementos del Ejército, de la Policía Estatal y de la PGR destruyeron dos plantíos de marihuana, cuyo peso aproximado era de más de una tonelada y media, en terrenos del predio llamado “El Gigante”.
Según trascendió, las autoridades se dieron cuenta del sembradío por informaciones anónimas de campesinos del lugar, y se coordinaron en los operativos llamados Bases de Operaciones Mixtas (BOM).
El 11 del mismo mes, otro operativo BOF destruyó otras dos hectáreas de marihuana, ubicados en la sierra Álamos de Márquez. Las plantas alcanzaban una altura de hasta tres metros.
Debido a que no es la primera vez que los narcotraficantes operan en Ocampo, EL SIGLO DE TORREÓN trató de investigar para ahondar en los hechos.
Por principio de cuentas, el alcalde, David Delgado Ortega, no se encontraba en su oficina, según dijo su secretaria; pero tomó la llamada telefónica el secretario del ayuntamiento, Benjamín Ortiz Gonzáles, quien al conocer el tema de la entrevista la eludió nerviosamente, y turnó los cuestionamientos al encargado de Desarrollo Rural, Héctor Pinales, y este a su vez alegó no estar enterado y remitió el asunto al comandante de policía.
Luego de unos minutos de espera, al fin contestó el subcomandante, José Luis Portillo, quien también nervioso dijo que era muy difícil enterarse de la siembra de marihuana por lo alejado de la serranía, porque los lugares donde se ha encontrado la marihuana están a 180 kilómetros de la cabecera municipal, entre serranías de difícil acceso.
Años atrás, Ocampo fue base de operaciones de los narcotraficantes por lo alejado y accidentado del terreno y por su cercanía con Chihuahua y los Estados Unidos. El Ejército Mexicano llegó a destruir más de cinco pistas clandestinas de aterrizaje.