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Ojo con la gasolina

Guadalupe Loaeza

Si de casualidad llega usted a ir a la gasolinera que se encuentra en la esquina de Presidente Mazaryk y Moliere y uno de los despachadores, le pregunta con una voz muy jovial: ¿se lo llenamos?. No le crea. No es cierto que llenará hasta el tope el tanque de gasolina de su automóvil.

Si me atrevo a afirmar lo anterior, es porque me consta. En varias ocasiones, desafortunadamente, he sido su víctima. Es decir me han asegurado haberme llenado el tanque, cuando en realidad me han puesto un 10 o hasta un 15% menos de gasolina. Lo peor de todo, es que a sabiendas de que, efectivamente, se trata, de una gasolinera tramposa (la han clausurado varias veces) nada más encontrarme por los alrededores de Polanco y percatarme que necesito gasolina urgentemente, para dirigirme a este establecimiento. ¿Será el mío un caso de masoquismo?. O, quizá me estará haciendo la corte, sin darme cuenta, el tan temido Dr. Alzhaimer. O bien cada vez que me presento, pienso, ingenuamente, que la Profeco ya ha tomado cartas sobre el asunto, puesto que ha habido varias quejas, como por ejemplo, la del señor Eduardo Farah.

Hace unos días leyendo la publicación Espejo de Polanco y Las Lomas, foro vecinal, me topé con una carta con la que me identifiqué planamente. Si he decidido compartirla con ustedes, es porque me temo que no faltarán lectoras y lectores que coincidan plenamente con el autor de la misiva: Antes de transcribirla, quiero hacer hincapié que fue dirigida, el 5 de agosto de 2002, a la Procuradora Federal del Consumidor, la señora María Eugenia Bracho, en cuya institución gubernamental, siempre he creído firmemente (la única). De ahí que ahora me una, a través de este espacio, a los tres firmantes de la carta, con el objeto de suscribir su petición, ya que como ciudadana consciente de mis derechos, me parece imprescindible que se le de solución a un problema social que nos denigra, la impunidad.

En la semana del 15 al 20 de julio los señores Fernando Contreras y Gerardo Arelle fueron a distintas gasolineras de Polanco, Las Lomas de Chapultepec e Irrigación y al comprar cinco litros de gasolina Magna en envases de la misma medida cada uno, se encontraron con la sorpresa de que todos tenían cantidades diferentes.

En las gasolineras de Prado Sur y Río Hondo, y la de Reforma y Prado Sur la cantidad surtida fue aproximadamente de cinco litros, por lo que cumplieron con lo solicitado, pero en las de Palmas y Periférico, Moliere y Mazaryk, y la de Cervantes Saavedra y Presa Don Martín, la cantidad proporcionada del líquido fluctuó entre 5% y 10% menos de lo pagado y supuestamente medido. Lo anterior indica que 60% de los establecimientos visitados vendieron litros con una merma de 5% a 10%. Dichas estaciones venden decenas de miles de litros diarios, por lo que no es difícil suponer que tenemos apenas el indicio un negocio ilícito de cientos de millones de pesos a nivel nacional a costa de usuarios.

Una vez un ex delegado de la Profeco dijo cínicamente que con dos años con ese “hueso” había solventado su situación económica de por vida.

Líneas abajo, el tono de la carta cambia un poco. Los quejosos parecen, realmente, angustiados y frustrados. A través de todas las preguntas que se formulan, se advierte un sentimiento de impotencia, con el cual, no pude más que solidarizarme. ¿Qué va hacer la Profeco?. ¿Van a clausurar unas pocas gasolineras mientras haya presión o les van avisar para no hacer caer a los más chuecos?. ¿Quiénes son los funcionarios e inspectores de Profeco que supervisan las gasolineras?. La conclusión es implacable y por lo mismo indignante. Se conoce que los firmantes son muy buenos en matemáticas. Los resultados a los que llegaron después de tantos años de impunidad, son apabullantes. Los usuarios a los que en una década les esquilmaron algo así como 5% por cada auto sedán -llenando el tanque una vez a la semana- producirían una pérdida para el consumidor de aproximadamente $7,500 al año, más otro tanto por intereses devengados. O sea, con este simple ejemplo, fácilmente sumamos $l5,000 mínimo de sangrado a los automovilistas. ¿Quién va a resarcir los daños?.

A pesar del enojo y de la irritación por parte de las víctimas, todavía se despiden con un cordial saludos, para recordarle a la destinataria que los tres estarán en espera de la acción de Profeco.

Firman atentamente: Eduardo Farah, Fernando Contreras y Rafael Cordero.

A un lado de la carta de denuncia aparece una fotografía con cinco envases enumerados que contienen gasolina. El único que pasa la prueba es el que lleva el número 5, por ello, la redacción de la publicación felicita a la gasolinera Servicio Loma linda, ubicada en Paseo de la Reforma 1005 esquina con Prado Sur. Más adelante el pequeño texto dice: agradece el test periodístico publicado en el ejemplar núm. 10 de Espejo de Polanco y las Lomas, donde se muestra que esta estación de servicio cumple con su clientela satisfactoriamente el suministro (bote 5), como queda comprobado en la muestra realizada por los vecinos de dichas colonias a través del recaudo en un recipiente de cinco litros.

Así como felicitamos a la gasolinera y a este foro vecinal, que se publica mes a mes mostrando, en un espejo muchas veces enturbiado, a sus vecinos la realidad de Polanco y Lomas, así mismo, lamentamos que no hubieran denunciado de qué gasolineras provenían los otro botes los cuales aparecen semillenos.

En la página 8, la sección el consumidor, aparece un texto titulado: Más sobre la ordeña de gasolina. En él nos enteramos que el ejecutivo de una empresa nacional que da el servicio de administración, control y pago de combustible para vehículos automotores, nos informó que de acuerdo con su experiencia calculan que el 60% ó 70% de las gasolineras del país surten entre 5% y hasta 20% menos de la cantidad que pagan los usuarios y que acostumbran poner hasta 5% de agua, que reduce el octanaje.

Igualmente nos enteramos, que la licenciada María Eugenia Bracho, Procuradora del Consumidor, respondió a la carta citada anteriormente (no me sorprende. Nunca me ha decepcionado esta institución), señalando una verificación hecha por la dependencia a ocho estaciones de servicio y afirma que están dentro de la norma. Según la Profeco por cada bomba clausurada imponen una multa de 100 pesos. Pero, ¿quién va reponer la estafa a cada usuario?, se pregunta con verdad la redacción.

Para terminar, quiero felicitar de nuevo a Espejo de Polanco, por su gran sentido cívico y periodístico con el que está hecha la revista. No, no exagero. Lean ustedes de qué manera les recuerda a sus lectores que estarán alertas respecto al problema de la ordeña de la gasolina: Espejo de Polanco (cuyo tiraje es de 16 mil ejemplares) y los ciudadanos conscientes seguirán observando constantemente las estaciones de servicio de Polanco, las Lomas de Chapultepec, Bosques de las Lomas, Irrigación y Anzures con el fin de que todas surtan un litro de 1,000 mililitros, aunque no podemos hacer nada respecto al octanaje.

Por último, la redacción le sugiere a su lectora y a su lector que si se entera al llenar su tanque que la bomba marca litros de más, pida una nota y aquí se la publicamos.

No nos queda, a los vecinos de Las Lomas y de Polanco, más que congratularnos por la eficacia y oportunidad de esta publicación. He allí un signo de los asomos de una sociedad más participativa y alerta.

Ojalá que sigan las denuncias, pero sobre todo, este tipo de publicaciones de foro vecinal.

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