Notimex
CIUDAD DEL VATICANO.- Que Dios "haga cesar cuanto antes la espiral de violencia" en Tierra Santa, pidió el jueves el papa Juan Pablo II, al orar por los cristianos que en Oriente Medio y en Iraq "atraviesan momentos difíciles de gran sufrimiento".
El llamado del Pontífice se da poco después de que este jueves se registrara un atentado contra un autobús de pasajeros que circulaba por el barrio Kiryat Menachem, en el sector occidental de Jerusalén, que causó la muerte de unas 10 personas y unos 40 heridos.
En un discurso a los participantes en la asamblea plenaria de la Congregación para las Iglesias Orientales, que se desarrolla en El Vaticano, el Pontífice hizo "una nueva y encarecida invocación a la paz".
Juan Pablo II se refirió a las dificultades que enfrentan los católicos de los distintos ritos orientales en diferentes partes del mundo.
Señaló a la "exigüidad numérica, penuria de medios, aislamiento, condiciones de minoría" como situaciones que "impiden frecuentemente una serena y provechosa acción pastoral, educativa, asistencial y caritativa".
Se registra además -agregó- un "incesante" flujo migratorio hacia Occidente de parte de "los componentes más prometedores de vuestras Iglesias".
"¿Y qué decir de los sufrimientos en Tierra Santa y en otros países orientales, arrastrados en una peligrosa espiral que parece humanamente irrefrenable?", cuestionó.
"¡Que Dios haga cesar cuanto antes esta espiral de violencia!", exclamó.
El papa anunció que entregaba una "encarecida invocación de paz" a la intercesión del beato Juan XXIII, cuando se acerca el aniversario número 40 de su célebre encíclica "Pacem in terris" (Paz en la Tierra).
"Que él, quien vivió por largo tiempo en Oriente y tanto amó a las Iglesias orientales, presente nuestra súplica al Señor", dijo.
Juan Pablo II recordó sus visitas a diversas Iglesias orientales, de Oriente Medio, Africa, Europa o India.
"Invoco la protección de la Virgen Santa para todos estos hermanos y hermanas, en particular para aquéllos que en la Tierra Santa y en Iraq atraviesan momentos difíciles de gran sufrimiento", señaló.
Juan Pablo II también exhortó a las Iglesias orientales a no cerrarse en "las fórmulas del pasado, sino a abrirse hacia "aquella sana actualización" a la que su predecesor Juan XXIII se refirió "en la línea de la sabia armonía entre nueva y antigua".