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Otra Baja de Tasas....

SALVADOR KALIFA

El director gerente del Fondo Monetario Internacional, Horst Koehler, señaló el jueves de la semana pasada que han aumentado los riesgos de una mayor debilidad en la economía mundial y que esto hace necesario que las autoridades económicas colaboren para garantizar una recuperación duradera.

El cambio en las expectativas es bastante notorio si se compara con las que existían durante el primer trimestre de este año, cuando se estimaban crecimientos más robustos para la economía mundial en 2003. De hecho, el optimismo de entonces se reflejaba en que varios especialistas consideraban la posibilidad de que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) estuviera elevando las tasas de interés en esta época del año para evitar el resurgimiento de las presiones inflacionarias.

La realidad ha sido distinta. Un entorno geopolítico complicado, la permanencia de un exceso importante de capacidad productiva instalada, así como los escándalos contables, se conjugaron para debilitar la incipiente recuperación de la economía estadounidense. Las noticias económicas recientes muestran una caída en el empleo, la producción y la confianza. De ahí que las expectativas de crecimiento para el año próximo hayan pasado de un 3.5% en el mes de junio, a un 2.7 por ciento este mes de noviembre.

En prácticamente todos los países desarrollados la recuperación pierde vigor y cae la confianza de las empresas y de los consumidores. La evidencia se acumuló por varias semanas a favor de una reducción adicional de las tasas de interés para estimular la reactivación. No extraña, por tanto, que el miércoles pasado la Fed decidiera disminuir agresivamente las tasas de interés, a pesar de que varios de sus integrantes habían señalado en diversas ocasiones que las tasas estaban ya lo suficientemente bajas.

La más reciente declaración en ese sentido fue la semana anterior a la reunión de la Fed, cuando Michael Moskow, presidente del Banco de la Reserva Federal de Chicago y miembro sin voto del Comité de Mercado Abierto de la Fed, dijo que el nivel de las tasas era adecuado para estimular la demanda en la economía.

Quizá la preferencia de Greenspan y la mayoría de sus colegas era mantener el nivel de las tasas de interés, pero los malos datos económicos recientes así como las expectativas de los inversionistas de una disminución de tasas, hicieron que no pudiera darse el lujo de dejarlas sin cambio. Por ello los mercados bursátiles reaccionaron favorablemente el día que la Fed anunció la disminución de medio punto porcentual en las tasas de interés. Sin embargo, al día siguiente, el Banco Central Europeo (BCE) y el Banco de Inglaterra (BI) decidieron mantener sus tasas, y aún cuando dejaron la puerta abierta para una posible reducción en diciembre, en especial si la evidencia para entonces muestra que las economías europeas continúan debilitándose, no fue suficiente para evitar que el escepticismo se apoderara nuevamente de los inversionistas. Estos ahora perciben que las tasas bajaron en Estados Unidos y necesitan bajar en Europa porque la economía global está en peor situación de la que se creía. Muchos esperan que los hechos no le dejen al BCE otra alternativa que reducir su tasa de referencia antes de que finalice el año.

La preocupación persiste, sin embargo, sobre si la disminución de las tasas será suficiente para evitar que la economía global siga perdiendo fuerza, porque la debilidad de la economía estadounidense y particularmente el bajo gasto de inversión de sus empresas está más ligado a la incertidumbre del entorno geopolítico y al exceso de capacidad, que al nivel de las tasas de interés.

Adicionalmente, las tasas bajas de los bancos centrales, no necesariamente reducen las tasas de interés que tienen que pagar las familias y las empresas, en particular cuando ambas tienen altos niveles de endeudamiento y quienes les prestan demandan tasas cada vez mayores ante el nivel récord de incumplimientos este año. La reducción de las tasas puede crear, además, otro problema. Los consumidores están atiborrados de deuda y las tasas más bajas son una invitación para que hipotequen más viviendas y mantengan su gasto. Esto puede agravar la situación más adelante, si también se revierte el alza en el precio de las viviendas, porque dejaría a las familias con niveles altos de deuda mientras que sus activos se habrán depreciado.

La Fed conoce estos riesgos, pero consideró que sería peor si en las condiciones actuales los consumidores reducen su gasto antes de que se revitalice la inversión de las empresas, porque de ser así, otra recesión en un contexto de inflación tan baja puede convertirse en una deflación. Una recesión con deflación es una mezcla letal cuando se combina con un alto nivel de deuda de los agentes económicos. La experiencia adversa de Japón sugiere que la Fed hizo bien en reducir las tasas para tratar de evitar que su economía corra la misma mala suerte. La duda principal es si los consumidores continuarán gastando hasta que las empresas decidan invertir nuevamente para aumentar su capacidad, o si se agotarán antes de que eso suceda. Las autoridades monetarias de EU, mientras tanto, consideran que no habrá necesidad de otro recorte de tasas para apoyar la recuperación. Esperemos, por el bien de todos, que esta vez sí prenda la vacuna contra la recesión y la deflación que aplicó la Fed, y que además contribuyan a ello los recortes impositivos y la expansión del gasto público que instrumenta la administración del presidente Bush.

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