AP
JERUSALÉN.- Funcionarios palestinos admitieron el martes que se torna cada vez más improbable efectuar elecciones generales el 20 de enero, mientras que el Partido Likud gobernante en Israel se prepara para las elecciones primarias esta semana antes de las elecciones nacionales en enero.
Ambos acontecimientos podrían influir sobre los esfuerzos internacionales de paz.
En Israel, los partidos políticos de línea dura que se han opuesto a otorgar concesiones a los palestinos encabezan las encuestas de opinión. Por otra parte, el plan de efectuar elecciones palestinas es un aspecto vital de las reformas en la administración de Yasser Arafat, que tanto Israel como Estados Unidos consideran una condición para el avance hacia la paz.
Los funcionarios palestinos vacilan en anunciar la postergación de las elecciones de enero para presidente y miembros del parlamento, pero la Comisión Electoral no se ha reunido ni una sola vez para iniciar las tareas de organización. Un diplomático europeo calculó que tardará de cuatro a cinco meses organizar la votación.
El ministro Saeb Erekat dijo que no creía que se pudieran efectuar las elecciones en el plazo previsto y culpó a Israel, cuyas tropas controlan la mayoría de las ciudades cisjordanas desde mediados de junio. “El gobierno israelí no ha hecho nada sino obstruir nuestros esfuerzos”, dijo. “No hemos podido registrar a los votantes ni entrenar a la gente para este proceso”.
El martes, en la ciudad cisjordana de Tulkarem, once palestinos resultaron heridos en choques con las fuerzas israelíes que impusieron un toque de queda. En allanamientos el martes, los israelíes arrestaron a 25 palestinos, dijeron los militares.
En la Franja de Gaza, las tropas israelíes destruyeron casas pertenecientes a las familias de dos supuestos militantes en una incursión nocturna. Durante varios meses, Israel ha estado destruyendo viviendas como disuasivo. Los palestinos y grupos defensores de los derechos humanos denuncian esa práctica aduciendo que perjudica a inocentes.
Mientras tanto el primer ministro Ariel Sharon y su desafiante, el canciller Benjamin Netanyahu, trató de concitar apoyo a último momento en actos partidistas. Sharon le lleva considerable ventaja en las encuestas de opinión a los miembros del Partido Likud en anticipo a la votación del jueves.
En un giro inusual, los dos se ofrecieron mutuamente el cargo de canciller en un futuro gobierno. Los dos son rivales acérrimos personalmente, pero en el pasado apenas han tenido diferencias ideológicas.
Ambos propugnan una posición dura hacia los palestinos y se oponen a otorgar concesiones amplias propuestas por gobiernos menos intransigentes.
Pero Netanyahu ha tratado de sugerir que Sharon ha perdido fuerza, lo que ha ejemplificado especialmente con las declaraciones de Sharon de que acepta un eventual Estado palestino con por lo menos algunos de los territorios que buscan los palestinos. Netanyahu se opone totalmente a la independencia palestina.
Sharon convocó a elecciones después que su principal socio de coalición, el Partido Laborista, moderado, se retiró del gobierno el 30 de octubre en una disputa en torno de la financiación de los asentamientos judíos en Cisjordania y Gaza.
En su propia elección primaria la semana pasada, el laborismo escogió al alcalde de Haifa y general retirado Amram Mitzna como su candidato a primer ministro.
Dos años de violencia han girado a una mayoría israelí a la derecha, y las encuestas indican que el Likud y otros partidos de línea dura ganarían fácilmente la mayoría de las bancas en el parlamento en enero, permitiendo la formación de un gobierno conducido por el Likud sin partidos pacifistas.
Dicho gobierno presumiblemente favorecería las medidas militares para sofocar la violencia palestina en vez de negociaciones de paz.