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CARACAS, VENEZUELA.- Las principales calles y avenidas de Caracas fueron escenario de una nueva medición de fuerza en la que los partidarios del presidente Hugo Chávez salieron a marchar en un intento por demostrar que el gobierno, afectado por una severa crisis política y económica, conserva un importante respaldo popular. Chávez se incorporó a la caminata al final de la misma.
El mandatario se había abstenido de participar en actos públicos, luego las mayores organizaciones empresariales y sindicales del país le dieron el jueves un ultimátum: renunciar o llamar a elecciones de inmediato o enfrente un paro general a partir del 21 de octubre.
El ultimátum fue expresado luego de una multitudinaria marcha en la que más de un millón de personas desfiló por la capital venezolana para exigir el adelanto de elecciones. El gobierno le ha restado importancia al ultimátum y sostiene que sólo aceptará un referendo revocatorio en agosto del 2003, como lo permite la Constitución por ser la mitad del período de gobierno.
“Los que pretenden, detrás de llamados desesperados de elecciones ya, esconder un golpe de Estado, encaramarse en una aventura política, háganlo, pero los barreríamos, mejor no se atrevan”, dijo Chávez a periodistas luego de incorporarse a la marcha.
“Nosotros no hablamos de elecciones (adelantadas). Si quieren hablar de golpe, el pueblo (en la calle) los barrerá”, agregó.
“Esta (marcha) es una respuesta a los golpistas, esta es una muestra de la fuerza indestructible de este pueblo. No van a poder con nosotros, ni por referendos, ni con enmiendas (constitucionales), ni por golpe, ni por nada. Aquí definitivamente se impone la voluntad popular”, expresó señalando a casi un millón de sus entusiastas seguidores. Chávez sostuvo que eran al menos dos millones.
“Es impresionante la euforia de la multitud. Este es un río humano y evidencia al mundo con quién está el pueblo venezolano”, acotó.
Chávez, acto seguido e intempestivamente, ordenó a las emisoras privadas de radio y televisión a difundir en directo su mensaje antes de comenzar su discurso.
“Llamen a una cadena nacional de radio y televisión, que tengo un mensaje no sólo para los que están aquí, sino para toda Venezuela”, ordenó Chávez poco después de subir a una tarima. Chávez ha mantenido, a lo largo de sus tres años de mandato, una fuerte pugna con algunas televisoras y diarios locales a los que ha señalado de difundir informaciones falsas contra su gobierno y de conspirar para tratar de derrocarlo.
Los propietarios privados de medios radioeléctricos consideran la transmisión de las cadenas oficiales, que se extienden por horas, como “un abuso de poder” del gobierno.
Portando banderas venezolanas, pancartas a favor del gobierno y afiches de Ernesto “Che” Guevara, icono de la guerrilla izquierdista, decenas de miles de personas, provenientes de diversos estados del país, marcharon por las calles de Caracas cantando consignas tales como “Chávez los tiene locos” y “A Venezuela no la para nadie”. “Chávez está aquí para quedarse, la oposición está equivocada si cree que va a sacarlo del poder otra vez”, dijo Robinson Cañizales, un maestro de 45 años.
“La inmensa mayoría del pueblo está con Chávez. Déjenlo gobernar en paz. Nosotros el pueblo no vamos a permitir que un pequeño grupo de privilegiados le den un golpe”, dijo Jesús González, un desempleado de 27 años que portaba una boina roja — uno de los símbolos que identifican a Chávez.
El acto oficialista se realiza en medio de un tenso ambiente dominado por rumores de descontento en la fuerza armada, aún afectada por el fallido golpe de abril. El jueves el tercer oficial de importancia del alto mando militar, vicealmirante Álvaro Martín Fossa, denunció irregularidades en los procesos abiertos contra más de una decena de altos oficiales disidentes.
A este caldeado escenario se suman los problemas fiscales y una severa recesión económica.s
El alcalde de Caracas, Freddy Bernal, declaró que el partido oficialista Movimiento Quinta República aspiraba reunir en el centro de la capital más de un millón y medio de personas.
Bernal dijo a la agencia oficial Venpres que el acto popular celebra “la vuelta al poder del comandante Chávez y la derrota de la conspiración y el golpismo”.
Chávez fue brevemente depuesto en la madrugada del 12 de abril, cuando jefes militares anunciaron su renuncia, horas después de la sangrienta protesta callejera en la que murieron baleadas 19 personas.
Fue restituido en el cargo dos días después en medio de manifestaciones demandando su regreso y la rebeldía de militares que rechazaron el gobierno provisional.
Chávez ha dicho que con el allanamiento de las viviendas de algunos oficiales disidentes y líderes opositores se frustró la semana pasada una nueva intentona golpista.
El alcalde capitalino precisó que 2,500 guardias nacionales y policías se apostaron en varios puntos del centro de Caracas para garantizar el orden público y evitar posibles desórdenes callejeros.
“Estamos demostrando que no hemos perdido la calle, sino que se pierde vista por tanta gente que apoya al comandante Chávez”, manifestó el diputado oficialista Luis Tascón.
Desde comienzos de este año los partidos opositores y organizaciones civiles han realizado varias multitudinarias marchas en la capital venezolana para acentuar su presencia en las calles — escenarios de medición política — que anteriormente habían sido dominadas por el oficialismo.