CD. LERDO, DGO.- Las torrenciales lluvias registradas en el Estado de Zacatecas, han provocado inquietud y zozobra en los habitantes de Nazareno y Picardías, que temen por el desbordamiento del río Aguanaval y que se encuentra a unos pasos de sus viviendas.
El poblado Flor de Mayo, municipio de Viesca, quedó incomunicado por tierra con Nazareno, ya que el único paso vehicular quedó destruido por las aguas broncas.
Los habitantes de ambas comunidades ahora solamente cuentan con un puente peatonal, desde donde se observan los grandes volúmenes de agua que arrastra el río.
En un recorrido por el lugar, los agentes policíacos comentaron que la misma situación se vive en el poblado Juan Eugenio, municipio de Torreón, quienes también están incomunicados.
De continuar las lluvias, es probable que también el puente que lleva hacia La Ventana en Viesca y Picardías, pueda caer o quedar cubierto por el agua.
Asimismo se informó, que el puente vehicular en construcción en el ejido Zaragoza, municipio de Simón Bolívar, Durango, no puede ser utilizado y el único paso era el vado del río.
Vigilancia permanente de la Policía Preventiva
El comandante Magdaleno Soto Aguilera de la Policía Preventiva de Nazareno, informó que existen varios puntos estratégicos en donde mantienen vigilancia permanente.
Uno de localiza en La Ventana, ahí se cuida que no pasen los vehículos de Nazareno y Picardías y evitar un accidente.
En el puesto de Picardías –dijo- está tranquilo; otra unidad se localiza en el puente de Juan Eugenio y una más en Nazareno.
Se encuentran al pendiente del área, para en caso necesario evacuar la zona, aunque al parecer los volúmenes han disminuido
Habitantes se niegan a dejar sus viviendas
Pobladores de Nazareno dijeron no estar dispuestos a dejar sus viviendas y tienen confianza en que no suba el agua hasta sus domicilios.
Raymundo Hernández mencionó que en años pasados ha estado al límite de su capacidad el río, pero afortunadamente no les ha pasado nada a él y su familia, de cualquier modo, están optimistas de que no suceda ninguna desgracia.
Por su parte, las mujeres María Elena Pérez, Domitila Ávalos y Elena Martínez Castañeda, platicaron de sus amargas experiencias en años pasados, cuando tuvieron que dejar sus casas por las inundaciones.
“Se perdieron nuestras cosas, la ropa y muebles se echaron a perder, no queremos que suceda otra vez, el río está muy bravo y claro que tenemos miedo”.