El presidente de la Cámara de la Industria de Transformación de Durango, Gerardo Vela Valenzuela, reconoció que el sector industrial sigue enfrentando serios problemas, dado que la reactivación económica no se ha concretado, y por tanto los empresarios están operando con lo mínimo de sus costos de producción, teniendo que llegar en casos extremos al ajuste en su plantilla de personal.
Explicó que de manera tradicional, a lo largo del último trimestre del año regularmente los industriales tenían que recurrir a la contratación de más personal, con el propósito de atender los contratos de producción que se realizaban al finalizar el ejercicio. Sin embargo, en este 2002 la situación es diferente, porque la reactivación de la economía no se ha concretado.
Mencionó que en ese contexto, es una realidad que existe casos en el sector industrial de no sólo no incrementar su plantilla de personal en la recta final del año, sino que no lo está haciendo, pero hay algunas plantas que están recurriendo al ajuste de trabajadores, a fin de bajar sus gastos y esperar que las cosas mejoren en los próximos meses.
Vela Valenzuela dijo que desafortunadamente el optimismo en el comportamiento de los indicadores macroeconómicos del país no se está reflejando en el nivel micro, por lo que las empresas enfrentan una situación crítica ante la poca respuesta que se está obteniendo del mercado interno y del externo, de tal forma que el sector no presenta signos de crecimiento.
Comentó que en términos reales se aprecia un repliegue en las metas y expectativas de las empresas industriales, dado que se observa que la economía del país en términos generales no registra algún tipo de avance, e inclusive algunos analistas están advirtiendo sobre la posibilidad de que México enfrente una nueva recesión en los próximos meses.
Precisó que, aunado a la problemática económica, los industriales también tienen que enfrentar las dificultades que significa el hecho de no contar con una adecuada reforma fiscal que incentive la actividad productiva, y que se traduce en el cobro injusto de gravámenes al sector empresarial, que siempre tiene que pagar las consecuencias de políticas gubernamentales erróneas.