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Personajes en la historia de México / Don Juan de la Torre Robles

Don Juan de la Torre Robles, nacido en Juanchorrey, Tep., Zacs., el día 23 de mayo de 1915, y fallecido el 24 de octubre de 2002, a la edad de 87 años, 5 meses y un día. Este hombre, modesto, ejemplar, virtuoso, lleno de bondad, un gran esposo y padre ejemplar, que fue premiada su virtud procreando dos sacerdotes, Jesús de la Torre de la Torre, periodista y comunicador, ampliamente conocido en los medios laguneros, al igual que su hermano Pbro. Tobías, que desempeñan una importante labor dentro de sus parroquias y de la comunidad lagunera, queridos por su ejemplar trabajo.

Pues bien, regresemos con don Juan, que estudiara la primaria en su natal Juanchorrey, fue un diamante que en su larga vida se fue puliendo hasta alcanzar las facetas de un buen brillante. Desde niño comenzó a tener apego a los libros; un gran lector que aprendió en la Universidad de la vida, una amplia sabiduría. Era un sabio que sabía de toda la gama de las ciencias y las artes y fue formando una especie de Memorias de las cosas sencillas, pero de gran sabiduría, hasta formar cinco tomos que encierran un tesoro cultural.

Escribió y publicó varios libros y folletos para dejar una herencia valiosa a sus hijos y descendientes. Por ejemplo, en 1968 publicó un folleto con datos sobre “La Construcción de la Cúpula y la Reconstrucción de la Torre” de la iglesia de Juanchorrey, y una descripción cronológica de los vicarios habidos en Juanchorrey desde 1833 hasta 1967, con 26 vicarios; y en hoja aparte y de 1967 a 1997, otros 8 vicarios más. En ese 1968 editó su libro: Bosquejo genealógico del matrimonio y familia de Jesús de la Torre y Claudia Robles (sus padres); en 1986, editó otro libro: “Sucinta Reseña Biográfica de Ma. Concepción Reveles Sánchez, algunos de sus ancestros y familia, y otros datos más de interés regional”. En 1988 editó su libro: “50 Aniversario Matrimonial de Juan y María de la Torre 1938-1988”. Veamos un párrafo de este libro, de cómo se realizó su matrimonio: “...En la festividad del Señor San José, el 19 de marzo de 1938, dimos el primer paso formal para la realización de nuestro matrimonio, pues en este día fuimos a Tepetongo para el presentamiento religioso y civil; y el día 26 en la siguiente semana fuimos a realizar el matrimonio civil, pues era de regla que no debía verificarse en el mismo día del presentamiento. Cuando se trató de elegir los padrinos para nuestro matrimonio, señalé a mis jóvenes primos Salvador y María (de la Torre) su hermana, pero como era indispensable el permiso del papá de ellos, el tío Tereso, admitía pero con la sola condición de que no hiciéramos boda ni baile, que eso era un sacrificio y un gasto en favor de los vecinos, que al final nadie quedaba contento, ni menos agradecido, que mejor esos centavos que íbamos a gastar en baile y boda, nos fuéramos a pasear a Zacatecas y Aguascalientes.

“...Un mes después, el miércoles 27 de abril de 1938, a las 7 A.M., en el Santuario del Sagrado Corazón de Jesús, anexo al Templo Parroquial de Tepetongo, ante el Ministro celebrante que lo fue el Señor Cura D. Francisco Javier Pineda, hicimos el juramento de nuestro matrimonio canónico ante Dios y los padrinos, que ya antes dejé dicho, Salvador y María”.

Al ocurrir el fallecimiento de mi querido primo Juan, que yo consideraba como a un hermano mayor, porque durante cientos de sábados, nos reuníamos, al medio día, un par de horas, para intercambiar documentos, datos y comentar sobre los acontecimientos regionales, nacionales o mundiales, ya que él estaba al tanto de todas las novedades y especialmente de Zacatecas. Por toda una vida llevó la Crónica de Juanchorrey: nacimientos, matrimonios, defunciones; programas de las fiestas del 2 de febrero, día de la Candelaria, con detalles minuciosos de los cortes de caja de los gastos en pólvora, música, sacerdotes oficiantes, etc.

Sabía de los acontecimientos de la época revolucionaria, de los atropellos de las fuerzas que llegaban a Juanchorrey, carrancistas, villistas, pero que todos saqueaban los pocos bienes de los moradores, sus caballos, vaquitas, pastura, maíz y frijol que se llevaban para alimentar sus caballos y sus soldados. En fin, para mí ha sido una enorme pérdida, quedé mutilado de un brazo derecho que tanto aprovechamos. Sus memorias, sus notas, etc., valen oro y claro que quedan en buenas manos de sus hijos. Descanse en paz mi gran hermano.

La misa de cuerpo presente fue concelebrada por el Sr. Obispo don José Guadalupe Gaitán, por los presbíteros Jesús y Tobías de la Torre, y más de treinta sacerdotes de la Diócesis, fue imponente y no obstante la pertinaz lluvia, se llenó la Catedral hasta el umbral. (Oct. 25-2002).

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