Nueva York, E.U.- Con la estrella artística de Pavarotti difuminándose, el tenor español Plácido Domingo es más que nunca el ídolo de los fanáticos de la ópera en Nueva York que noche tras noche reconocen con “bravos” y aplausos sus cualidades vocales.
Su legado en la Ópera Metropolitana (MET) de Nueva York puede considerarse ya mítico al haber sobrepasado con creces el número de aperturas de temporadas del italiano Enrico Caruso y logrado el récord de 34 años consecutivos sin perderse una sola edición.
Más allá de números y estadísticas, la popularidad de Domingo es revalidada cada vez que sale al escenario de la llamada “catedral de la ópera” como cuando representó el papel de Andrea Chénier en la conocida obra del compositor Umberto Giordano (1867-1948).
La audiencia respondió a su entrega con largos aplausos, no sólo al final de la actuación, sino especialmente en el segundo y tercer actos tras los dúos que realizó con Sylvie Valayre como Magdalena y al lado del barítono también español Jons Pons como Carlo Gérard.
Pons, que canta este papel desde que la obra fue recuperada por el MET en 1996, fue otro de los protagonistas de la velada y es uno de los habituales de este escenario, en el que debutó en 1989 y ha actuado más de 300 veces representando 20 personajes.
Curiosamente, Nueva York nunca tuvo la ocasión de escuchar a Caruso como Chénier, ya que aunque estaba previsto que lo cantara en el estreno del MET de 1921 una indisposición de último minuto forzó su sustitución por Beniamino Gigli, y no hubo otra ocasión.
Pavarotti, una de las estrellas del MET durante la década de los 90, lo interpretó en algunas de las mejores noches en el escenario neoyorquino pero después de una serie de decepcionantes actuaciones, el tenor italiano decidió retirarse el año pasado.
Dominio artístico
El crítico del diario “The New York Times”, Anthony Tommasini, recordaba recientemente que Domingo, a pesar de sus 61 años, es “el artista dominante” en el mundo operístico actual, y resaltó como mejor muestra la excelente actuación que tuvo en su vigésima apertura de la temporada del MET hace una semana. (Caruso abrió 17).
“Permanece como un modelo de cómo combinar sólida técnica, disciplina y pasión en el canto”, consideró Tommasini, al explicar la sonoridad y brillantez de la voz del tenor español, quien siempre se ha destacado por sus cualidades interpretativas.
Esta temporada, frente a la frenética agenda de otros años, Domingo ha reducido sus apariciones en Manhattan limitándolas a dos óperas -Andrea Chénier y Parsifal de Richard Warner en abril del 2003-, en total una decena de actuaciones.
Tampoco ha programado ninguna actuación como director de orquesta, un rol que realizó en los últimos dos años y que muchos pensaban alargaría su relación con el MET a partir del momento en que deje de cantar, algo que por ahora es una gran incógnita.
Desde su debut oficial en el MET, el 28 de septiembre de 1968, al tener que reemplazar de forma imprevista a Franco Corelli como Mauricio en “Adriana Lecouvreur”, Domingo ha cantado en este escenario más de 600 representaciones y cerca de 40 papeles, de los más de 100 que ha interpretado en su carrera.
El gerente general del MET, Joseph Volpe, se ha reconocido en numerosas ocasiones como un gran admirador de Domingo, de quien ha resaltado siempre su tremenda profundidad vocal y de interpretación, su carácter amable, y su gran profesionalismo.
Además de su participación en el MET, Domingo es el director artístico de la Ópera de Washington y de Los Ángeles, ha grabado más de cien discos, entre ellos 98 óperas completas, y obtenido nueve premios Grammy y dos Grammys Latinos, recientemente creados.