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México, D.F.- La imposición de penas de mayor duración y la definición jurídica de nuevos delitos no está funcionando como inhibidor de la delincuencia y muestra que la “política criminal” que se sigue desde hace más de 30 años ha quedado rebasada en nuestro país, advirtió José Luis Soberanes Fernández.
El presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) consideró que la impunidad con la que pueden operar los delincuentes es expresión de la misma impunidad y de las causas, por demás conocidas, que la hacen posible.
En los hechos son castigados sólo de tres a cinco de cada 100 ilícitos que son cometidos. Mientras las causas no sean abatidas la impunidad tampoco podrá ser erradicada como causa fundamental de la alta criminalidad que capea en algunas regiones del país, expuso.
Entre dichas causas mencionó la corrupción policiaca, la falta de profesionalización técnica, y los bajos salarios y prestaciones sociales de los miembros de las corporaciones de seguridad pública.
Todos en la sociedad mexicana debemos reflexionar sobre los riesgos e inconvenientes de “criminalizar cada vez más las conductas y atender cada vez menos sus causas sociales”, indicó.
Señaló que como muestra de la tendencia a aumentar las penalidades sin obtener con ello un descenso de la criminalidad es que hace tres décadas la pena máxima de prisión en México era de 30 años y ahora es de 60.
Además existe la tendencia a criminalizar cada vez más conductas sin que se logre efecto alguno en la reducción de las tasas delincuenciales y sin que disminuya la inseguridad pública, agregó. En contraste, el 95 ó 97 por ciento de impunidad hace a los delincuentes jugársela y continuar con sus actividades ilícitas; en los países europeos, de cada cien delitos que se cometen alrededor de 70 por ciento de los responsables son sancionados.