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MEXICALI, BC.- Zacarías Ruiz ingresó hace cinco años como ilegal a Estados Unidos y desde entonces su meta fue ahorrar el dinero necesario, con base a una serie de limitaciones, para reunir a su familia en Los Ángeles, California.
Su sueño fue logrado hace un año tras varios intentos, pero esa unión familiar sólo duró unos meses, porque esta semana Migración deportó de nuevo a uno de sus hijos.
En 1997, Zacarías Ruiz, un trabajador agrícola de Fresnillo, Zacatecas, decidió dejar la miseria en la que vivían para probar suerte en Los Ángeles, luego de una intensa labor de convencimiento por parte de uno de sus primos.
La suerte le sonrió y después de dos intentos logró cruzar la frontera por Mexicali. Su primo Isaías lo colocó rápidamente como jardinero en una pequeña empresa, con un sueldo de ocho dólares la hora.
Zacarías reunió durante tres años siete mil dólares que envió a México para que su familia también cruzara la frontera de manera ilegal para mejorar su situación económica y vivir nuevamente todos en familia.
Hace un año, Guadalupe y sus dos hijos llegaron a Mexicali para cruzar hacia Caléxico, pero los “polleros” separaron a la señora de sus dos vástagos, Manuel Zacarías, de 17 años de edad, y el pequeño Jesús Omar, de ocho años.
Guadalupe logró cruzar la frontera, pero a los dos hijos los regresaron e inició el viacrucis porque los padres no lograban localizarlos.
Los dos menores fueron recogidos por los directivos del Albergue Juvenil del Desierto, en donde les dieron alimentación, hospedaje y ayuda para localizar a sus padres, lo que lograron dos semanas después a través del Consulado de México en Caléxico. Zacarías llegó por sus dos hijos y se los llevó a Los Ángeles.
Sin embargo, no se acabaron los problemas y esta semana el joven Manuel Zacarías volvió a ser deportado por laborar de manera ilegal en Estados Unidos, nuevamente está en el albergue.
“Mi papá nos comenta que comía tortillas y frijoles que él se hacía, y sopas de vasito, para lograr reunir el dinero lo más rápido posible y poder enviar por nosotros”, comentó Manuel en el albergue.
Yo sé que va a venir por mí otra vez y que nos vamos a reunir nuevamente, nos sentimos muy bien en Los Ángeles, ganamos mucho más que en Zacatecas y tenemos muchas cosas, por eso quiero regresarme y reunir dinero, junto con mi familia”, comentó mientras arregla su maleta en espera de que su padre pronto regrese por él y puedan estar juntos otra vez todos.
La historia de los Ruiz López es similar a la de cientos de personas que diariamente cruzan por la frontera de Mexicali y Caléxico.
La encargada del Albergue Juvenil del Desierto, Mónica Oropeza, comentó que desafortunadamente en muchas ocasiones las familias son separadas por los traficantes de ilegales, lo cual le genera mucha incertidumbre a las madres, sobre todo.
“Hace dos semanas tuvimos el caso de Martha, una mujer que tuvo que dejar a su hijo de tan sólo cuatro meses en manos de los “polleros”, ya que le dijeron que lo iban a cruzar en carro y a ella en un camión junto con otros ilegales”, indicó.
Este albergue recibe diariamente entre cinco y siete menores de edad, quienes fueron separados de sus padres o están a la espera de que un familiar adulto venga por ellos a la frontera mexicana.