Querida Secretaria:
(Primera parte)
El escabroso camino hacia el éxito
No importa en dónde vayas en el camino de tu carrera, probablemente has recibido un millar de consejos acerca de cómo salir adelante: “Mantén una actitud positiva”, “asume responsabilidades”, etc., etc. Todos muy recomendables. Pero si has estado en el mundo del trabajo por algunos años, sabes que es un lugar surreal donde la virtud no es siempre recompensada y que la gente buena a veces se queda al último; donde tipos egocentristas suben a la cumbre y le hacen la vida miserable a las personas valiosas como tú.
Siendo competente en tu trabajo, no es en sí suficiente para ascender en tu carrera. Tú también necesitas un conocimiento concienzudo de lo que se conoce como las verdaderas reglas del trabajo:
Regla No. 1: No midas tu éxito por el salario que recibes
Perdemos algunos años de nuestras vidas sintiéndonos fracasados, por no ganar lo que deberíamos. En la realidad en el mercado del trabajo hay una diferencia de salarios entre los supuestamente trabajos “iguales”.
Regla No. 2: Probablemente tú mereces una promoción y no la obtienes
Quizás aún no seas merecedora de ese ascenso como tú lo crees. Lo que verdaderamente cuenta es que tú hagas quedar bien a tu jefe. Las asistentes que hacen brillar a sus jefes son las que se convierten en estrellas. La seguridad de un trabajo de por vida es cosa del pasado. La única verdadera seguridad viene de perfeccionar tus habilidades para hacerte cotizable. Esto a veces requiere que permanezcas en un trabajo mientras estás aprendiendo y creciendo, no más tiempo.
Regla No. 3: No creas que las personas a tu alrededor son ineptos –aunque lo parezcan
Probablemente no lo sean, pero sí pueden parecerlo. Es evidente que la alta gerencia en las empresas tenga una visión total del campo del trabajo, mientras que el resto del personal tan sólo maneja una parte de las decisiones que se toman en un alto nivel. Bien puede suceder que tu eficientísimo jefe sea reemplazado por uno lento. ¿Qué puedes hacer? Observar y ajustarte, o buscar otro trabajo más adecuado.
Regla No. 4: No confundas a tu jefe con tu mamá o tu maestra favorita
Los jefes tienen autoridad para despedirte y tú no quieres probablemente que eso suceda (aunque esto no es el fin del mundo). El trabajo no es una relación padre-hija o maestro-discípula; es un contrato de negocios con beneficios específicos. Los jefes no presumen de tus aciertos con otros jefes, como lo hacen los padres. Ni como los maestros, no están obligados a ofrecerte una crítica constructiva cuando has cometido errores. Hay un corolario: No confundas al personal de la oficina con tu familia.
Regla No. 5: Todo mundo debe ser despedido, cuando menos una vez
Esto es sumamente desagradable; pero es lo más liberador que te puede pasar. Con ello aprendes a valerte por ti misma. Aun cuando aceptes un trabajo temporal por un tiempo, que nadie piense que estás marcada de por vida, pues esto demuestra que tú siempre aterrizas bien parada. También vas a darte cuenta que no tienes que ser perfecta –esto es algo de lo más valioso.
Eso sí, tienes que ser honesta en la entrevista para tu próximo trabajo. Tienes que estar preparada para decir por qué piensas que no funcionó bien el anterior. Puedes decir, por ejemplo: “Me dijeron que el trabajo era X, pero me parecía más bien Y, y fue mejor para mí cambiar de trabajo”.
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