Querida Secretaria:
Fin de un romance
Un plan para proteger tu corazón
Ya sea que tú termines la relación o sea tu pareja, un rompimiento es una escena de amor que todas quisiéramos fuera lo más breve posible. Atribuladas por la rabia y el dolor de la herida, paralizadas por el aturdimiento, nos tambaleamos al actuar. Sin embargo, una salida precipitada puede ser un gran error.
Si te tomas tu tiempo y tratas de hacerlo bien, tu corazón se repondrá más pronto de la pérdida. Esas inquietantes interrogaciones no quedarán anidadas en tu cerebro, empañando cualquier buen recuerdo de la relación. Un ventajoso desenlace también te permitirá amar mejor en el futuro.
Toma las riendas
La mayoría de los rompimientos empiezan antes de la declaración de independencia. Tu instinto puede impulsarte a cortar antes de la primera señal de desintegración o quizá te preguntes: “¿Debo negar lo inevitable y seguir con esta unión casi moribunda?”. Tal vez te hayas enamorado instantáneamente, pero los lazos se fueron profundizando en etapas y así el rompimiento será igualmente en capítulos. Cualquier información derivada de tu indignación y desilusión actual podrá contribuir a una rotura racional.
Eventualmente, este período de limbo cristalizará en una discusión de términos. Cálmate y procede con cuidado. Estando tus emociones bajo control aun puedes imponer orden y civilidad al ritual de la separación. Cuando la decisión de terminar es tuya, tienes la responsabilidad de escoger tú cuidadosamente las palabras. En lugar de aventurarte con acusaciones como: “Tú no me haces feliz”, enfatiza lo que estás sintiendo: “Creo que mis intereses han cambiado”. Aun cuando él sea quien te está cortando, tú tienes más control del que te imaginas. Insiste en que se responsabilice, hazlo que te dé una buena explicación.
Dale una revisada a la relación
Una vez que se haya terminado la relación, puede que decidas no volverlo a ver y seguir tu vida. Una vez que tus heridas hayan empezado a sanar y tienes la capacidad de escuchar y hablar calmadamente, el poder comentar tus experiencias puede ser un tratamiento psicológico para sanar y aprender a cómo amar mejor.
Controla tu sed de venganza
¿Pero cómo manejas tu resentimiento? ¿Es un tema en tus conversaciones? Recuerda que no puedes retractarte de comentarios derogatorios. El transmitir el coraje que sientes contra él te mantiene estancada. Culpándolo puede ser como una cobertura de tus emociones más vulnerables. Por supuesto, el dejar a una tercera persona (si es que la hay) fuera del embrollo, es más duro cuando tú eres la traicionada, y tu corazón se siente como si hubiera sido atacado con armas nucleares. Trata de mantener tu resentimiento bajo control y enfoca tu conversación hacia lo que sucedió antes de la infidelidad.
¿Pueden quedar como amigos?
No todas las parejas pueden –o no deben- ser amigos después del rompimiento. Determina si realmente es conveniente para ambos seguir con esa conexión. El forzar esa amistad puede conducirlos a nuevas complicaciones. Si tú lo has querido verdaderamente cualquier residuo será como un dardo que te llegue a causar de nuevo un dolor.
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