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México, D.F.- Debido a las asimetrías de México en desarrollo tecnológico, precios, rendimiento, costos, apoyos financieros y subsidios gubernamentales, la apertura comercial en materia agropecuaria con Estados Unidos, a partir de 2003, traerá mayor estancamiento y nulo crecimiento, afirmó Felipe Torres Torres.
Señaló que prácticamente todos los indicadores que se utilizan para medir el desempeño del sector agrícola evidencian esta problemática, con el agravante de que pueda profundizarse el estancamiento de la economía y se sumen otros factores coyunturales. El investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM dijo que esos factores podrían ser el de la reforma eléctrica y la posibilidad de quedarnos sin divisas por ingresos petroleros, lo cual incluso podría poner en riesgo la seguridad nacional debido a un eventual falta de capacidad de compra por dependencia alimentaria.
En el estudio “El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y la Problemática del Sector Agropecuario en México” precisó que el PIB agrícola contribuía con el 5.6 por ciento del total, pero para el 2002 prevé un claro deterioro ante una expectativa de aportar apenas el 5.0 por ciento y con claras tendencias a una mayor caída.
Esto que en otro contexto podría representar un indicador favorable y se correlacionaría con una economía más diversificada, que ya no depende de un sector primario para crecer, sino que más bien se manifiesta como una situación negativa en tanto la economía no crece en ninguno de los sectores y sí debe destinar cada más ingresos en la compra de alimentos, agregó.
Ante esa situación, refirió que se mantiene una agudización de la tendencia a destinar los ingresos petroleros para la compra de alimentos, que su sector agropecuario, con toda su potencialidad, no es capaz de producir.
Esto se combina, añadió, con una mayor incertidumbre en los principales indicadores macroeconómicos, como son la expectativa de no alcanzar las metas inflacionarias previstas, el crecimiento del PIB muy por debajo de lo esperado y la volatilidad que se manifiesta en el tipo de cambio. Con un sector agropecuario debilitado resulta mucho más problemático generar mayores expectativas para la economía en su conjunto, ya que el sector agrícola es la base de la recuperación del crecimiento económico por la vía de la producción de las materias primas y el empleo.
Destacó que de acuerdo a las tasas de crecimiento para los 10 principales cultivos que marcan la dinámica de la agricultura se observa que en conjunto sus expectativas para este año son de 9.4 por ciento, con respecto al 2000, ya que la mayoría registran saldos negativos.