Washington.-Las autoridades del estado de Virginia, colindante con la ciudad de Washington, presentaron cargos contra el testigo que mintió intencionalmente a la policía sobre el francotirador que ha matado a nueve personas.
Mathew Doddy, de 38 años de edad y residente de Falls Church (Virginia), fue acusado de hacer declaraciones falsas a las autoridades.
Un portavoz de la policía del condado de Fairfax, donde el lunes ocurrió el asesinato más reciente, dijo que Doddy es un ex presidiario que mintió para "obtener sus 15 minutos de fama".
Mientras tanto, Charles Moose, jefe de la policía del condado de Montgomery (Maryland), donde ocurrieron los primeros asesinatos a comienzos de mes, espera que este incidente no ahuyente a testigos que sí puedan colaborar en la captura del francotirador.
Moose dijo sentirse optimista sobre el curso de las investigaciones, por "las estrategias utilizadas, el análisis de pruebas y los interrogatorios" a decenas de testigos.
"Queremos que la gente siga ayudándonos... que no se sienta intimidada. Trabajamos intensamente para proteger la confidencialidad de los datos y las personas que los proveen", aseguró Moose, en ocasiones molesto por la intromisión de los periodistas en las pesquisas.
Doddy engañó a la policía al asegurar que vio cómo el asesino de tez cetrina cargaba un fusil y se fugó en una camioneta color crema con una luz trasera rota.
El testigo además había dado una descripción detallada de un fusil AK-47, pero no de la camioneta, y pasó de ser "el más prometedor" a "desacreditado" cuando fue sometido a un extenso interrogatorio por parte de la policía.
Doddy ni siquiera presenció el asesinato porque, al parecer, estaba dentro de la tienda "Home Depot" cuando el francotirador dio muerte a una analista del FBI en la noche del lunes, lo que suscitó una extensa operación policial y grandes embotellamientos en las carreteras aledañas.
Todas las pistas ofrecidas por Doddy, desde la existencia de la camioneta hasta la descripción del asesino y su arma, resultaron falsas.
Hoy, agentes de la policía de Fairfax regresaron al estacionamiento de esa tienda de materiales para reparaciones caseras, en busca de pistas sobre el misterioso francotirador.
Desde el pasado día 2, el asesino en serie ha matado a nueve personas y ha dejado heridas a otras dos, burlando todas las medidas de seguridad y una de las investigaciones criminales más extensas del área.
En las investigaciones participan 400 agentes del FBI, 250 de la Oficina para el Control del Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego (ATF), 50 del Servicio Secreto y otros 100 del Servicio de Alguaciles, así como el Pentágono que ofreció un avión de vigilancia electrónica.
Además, el Gobierno de EEUU comenzará a interrogar a presuntos miembros de Al Qaida detenidos en Guantánamo (Cuba) y en otras partes del mundo, incluso cuando no existen pruebas de que estos asesinatos estén vinculados al terrorismo organizado.
Así, aún con la recompensa de medio millón de dólares y las miles de pistas recabadas, las autoridades saben muy poco sobre el francotirador: escoge a sus víctimas al azar, prefiere actuar en zonas de fácil acceso y aparentemente utiliza un fusil calibre 0.223 con mira telescópica.
Mientras tanto, el francotirador -del que se cree que podría tener un cómplice- ha logrado no sólo burlar a la policía, sino sembrar el terror en el área.
Como prueba de ello, basta ver los parques vacíos, el descenso de actividad en el turismo, tiendas y restaurantes, y las cancelaciones de actividades al aire libre en todas las escuelas. EFE