Aunque cuestionado por algunos observadores de los asuntos económicos, repudiado por otros y considerado por otros más como un nuevo engendro fiscal, en la madrugada del día quince fue aprobado por la Cámara de Diputados el paquete fiscal de la federación, el que incluye el Presupuesto de Egresos que recibió trescientos treinta y siete votos a favor, cincuenta y seis en contra y cuarenta y tres abstenciones.
Sin dejar de tomar en cuenta los citados cuestionamientos, esa determinación de los diputados recibió el reconocimiento del presidente Vicente Fox, quien calificó la decisión como oportuna y responsable, lo que desde luego lo es, si se toma en cuenta que el año pasado esa Cámara tuvo que trabajar a marchas forzadas en un período extraordinario a fin de cumplir con la obligación de que ese conjunto de leyes estuviera listo antes de fin de año.
Sin embargo, el Congreso no ha podido cambiar la impresión ciudadana de que sus integrantes legislan “al vapor” e impulsados por intereses que en muchos casos son ajenos a los de la ciudadanía, pues no han sido capaces de establecer un sistema tributario que promueva la inversión, amplíe la base de contribuyentes y simplifique el pago de impuestos, que son tres objetivos deseados por todos los que mes tras mes tienen que cumplir con su obligación de pagar impuestos.
Un dato importante es que los legisladores determinaron incluir de nueva cuenta el programa de apoyo para el fortalecimiento de las entidades federativas, al que se destinarán adicionalmente más de veintidós mil millones de pesos, lo que permitirá que los estados no enfrenten limitaciones en la realización de obras públicas ni en renglones tan importantes como el de educación, salud o asistencia social, lo que sin duda constituye un logro para la Conferencia Nacional de Gobernadores.