LLa propuesta de la Confederación Patronal de la República Mexicana, para modernizar el Congreso de la Unión y agilizar los cambios que requiere nuestro país, es digna de comentario.
Lo anterior es imperativo, en un entorno político en el que el ejercicio democrático amenaza convertirse en un lastre para el avance de nuestra vida pública, cuando debería ser impulso y motor de las reformas estructurales que con urgencia se requieren en diversos rubros.
El juego “a las vencidas” en que se ha convertido la relación entre el Presidente de la República y el Congreso, nos ha hecho pasar al tema de la reforma energética sin resolver la reforma fiscal, y entre otras cosas, impide la creación de un nuevo marco regulatorio que disuelva los monopolios públicos y privados, que retrasan la detonación del desarrollo.
De acuerdo a declaraciones recientes del Presidente de Coparmex Laguna, el sindicato empresarial propone una serie de reformas para conjurar la parálisis legislativa existente, que pone en riesgo nuestra viabilidad como nación frente a los retos de competencia que plantea la globalización.
La propuesta que se concreta en diez puntos, se refiere a un cambio en la actitud de los protagonistas políticos en relación con la sociedad, que se traduzca en una vinculación más directa entre la comunidad y sus diputados y senadores. A ese respecto, Coparmex propone la discusión de cara a los organismos intermedios de la sociedad, por medio de la consulta directa y efectiva de los legisladores a los sectores involucrados en las iniciativas de leyes, según la materia de que se trate.
La base de la propuesta parte de una profesionalización del trabajo legislativo, que obligue a candidatos y partidos a ofrecer alternativas de calidad técnica y ética. Lo anterior implica una exigencia de entrada, para que las Cámaras del Congreso asuman un sistema de rendición de cuentas sobre los recursos públicos de los que disponen para el ejercicio de su función, sobre criterios de aprovechamiento óptimo y transparencia.
La mayor productividad que se exige de los cuerpos legislativos, requiere la ampliación de los períodos de sesiones, que tenga como resultado un mayor tiempo dedicado al trabajo legislativo. La Coparmex pretende la reducción del número de diputados y senadores, sobre la base de eliminar las curules y los escaños de representación proporcional o plurinominales, bajo el argumento de que tales figuras, sirvieron al avance de la democracia en los pasados tiempos del monopolio en el ejercicio del poder y a la fecha ya no son necesarias.
En el esquema propuesto, las comisiones del Congreso tendrían facultades para aprobar en lo particular o en sus detalles los proyectos generales previamente aceptados por el pleno de cada Cámara, lo que brindaría como resultado la agilización de los dictámenes.
El establecimiento de un régimen de disciplina y cortesía parlamentaria es otro punto de la propuesta, que resulta positivo para preservar el decoro y la eficacia de la función legislativa, frente al comportamiento indigno, por parte de algunos elementos radicales o irresponsables.
El punto de la propuesta que más controversia suscita, es el que concierne a la reelección inmediata e ilimitada de los legisladores. De acuerdo al criterio de los proponentes, dicha posibilidad refuerza la relación directa entre legisladores y ciudadanos electores y ofrece un contrapeso a la influencia creciente de los partidos. Se piensa que si un legislador puede ser premiado o castigado en un intento por ser reelecto, tendrá un aliciente inmediato para un mejor desempeño en el ejercicio de la función y responderá más a los intereses de los ciudadanos que lo eligieron que al partido que lo postuló.
La argumentación precedente no convence a plenitud, porque no se advierte una relación de causa a efecto entre una cosa y otra, tanto los partidos como los candidatos son susceptibles de ser premiados o castigados por los electores en función de su desempeño y en último caso, no puede existir ningún candidato sin que medie su postulación por un partido político.
Los argumentos en pro y en contra de la reelección de los legisladores, se expresan en los extremos del impulso a la continuidad de la función que ofrece la reelección y el aprovechamiento de la experiencia adquirida. Del otro lado, los viejos vicios de la reelección hacen temer un estancamiento legislativo, en virtud de la permanencia de los mismos personajes y la falta de renuevo.
Sea cual fuere la conclusión de cada quién en este último punto, lo cierto es que la propuesta de Coparmex debe ser tomada en cuenta y a la brevedad, ya que la renovación de las actitudes en el Congreso de la Unión, es cosa urgente y no admite demora.