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¿Qué estamos sembrando?

JUAN MANUEL GONZÁLEZ

En una reciente junta de padres de familia en un colegio de nuestra región, uno de los maestros comentaba con los asistentes la experiencia que había tenido en una de las clases con los alumnos de tercero de secundaria. Este maestro les comentó a los alumnos el hecho de que recientemente la hija del presidente de los Estados Unidos había sido arrestada porque se le sorprendió con dos gramos de droga. A pesar de ser quien es, los oficiales de policía procedieron a remitirla a la estación para su arresto y para que se le asignara el castigo correspondiente. El maestro mencionado les preguntó luego a los alumnos si ellos creían que ante una situación similar, si la policía de la ciudad los sorprendiera en compañía de sus amigos, digamos, con bebidas alcohólicas y manejando sin licencia por ser menores de edad ¿los arrestarían?

Amigos lectores, creo que todos imaginan cual fue la respuesta. Todos los alumnos opinaron que por supuesto no los llevarían a la estación de policía. Cuando el maestro les cuestionó que como evitarían ser arrestados dijeron que mediante un ?moche?, el asunto quedaría resuelto de inmediato.

Con la situación anteriormente descrita se pueden hacer varias reflexiones:

n ¿Que estamos sembrando en las mentes de nuestros hijos? Si ya están totalmente convencidos que en México las cosas funcionan así, ¿Qué nos espera con las futuras generaciones que ya vienen infectadas, contaminadas y predispuestas a continuar con la corrupción a todo lo que da?

n Si estos jóvenes mencionados están estudiando en buenos colegios, ¿que podemos esperar de los estudiantes de las escuelas públicas en donde, por el número tan alto de alumnos, se les presta menos atención individual a los mismos?

n Si en tercero de secundaria ya tienen bien firme esta idea, ¿en que etapa más temprana de su vida la adquirieron?

n Si esto opinan respecto a manejar sin licencia y a ingerir bebidas embriagantes, ¿qué opinarán sobre otros temas de igual relevancia como por ejemplo tirar basura en las calles, pintar con graffiti las paredes, pasarse los semáforos en rojo, copiar en los exámenes, cuidar el medio ambiente, participar en actividades de beneficio para la comunidad, votar cuando ya tengan edad para poder hacerlo, realizar actividades de servicio social, tener educación vial y cortesía con los peatones, respetar a los ancianos, solidarizarse con los más necesitados, etcétera.

n ¿Estamos los padres de familia satisfechos de la mentalidad y actitud que estamos fomentando en nuestros hijos? ¿Realmente estamos haciendo lo que nos corresponde para que nuestros hijos sean buenos ciudadanos? ¿O queremos que esto se de solo sin que hagamos el menor esfuerzo y sin que invirtamos la mas mínima cantidad de tiempo?

n ¿Les estamos enseñando a nuestros hijos a no justificarse de hacer las cosas mal porque todo el mundo lo hace? ¿Les estamos inculcando la idea de que el mal es mal aunque todo el mundo lo haga y de que el bien es bien aunque nadie lo practique?

n Si es muy difícil convencer a los adultos para que cambien y busquen la mejora continua y la competitividad, será esto más fácil con las nuevas generaciones que también vienen igual de maleadas en sus actitudes?

n ¿Hasta cuando estarán dispuestos los padres jóvenes con hijos pequeños a invertir tiempo y esfuerzo en darle a los hijos los valores y actitudes a través del ejemplo para que el hacer las cosas bien les salga de manera inconsciente?

n ¿Será necesario que para lograr generaciones de buenos laguneros, de buenos mexicanos tengamos que formar un Instituto Municipal para el Fomento de los Valores? ¿No podemos convertir nuestros hogares en cientos y miles de institutos de formación de mexicanos de calidad, comprometidos con su entorno que nos ayuden a lograr el cambio que todos queremos?

n Debemos fomentar en todas las generaciones, pero sobre todo en las generaciones de niños y jóvenes la reforma de actitudes, sin esta reforma, todas las demás salen sobrando y , con esta reforma, todos los problemas se pueden solucionar de fondo.

n No podemos dejar que las cosas continúen de esta manera, es imperiosa la necesidad de hacer algo, de hacer algo que todos podamos hacer con el simple hecho de establecerlo como una de las metas más prioritarias: invertir en las nuevas generaciones, sembrar en ellas lo que queramos cosechar en el futuro. Si para cosechar chilacas, debemos sembrar chilacas, para cosechar valores y buenas actitudes tenemos que sembrarlos primero, sembrarlos todos los días hasta que se nos convierta en hábito, hasta que lo hagamos en automático, para que a base de los buenos ejemplos borremos todos los malos que hemos transmitido consciente o inconscientemente a nuestros hijos.

Soñar que las futuras generaciones sean de mexicanos ejemplares, de mexicanos responsables y de mexicanos con muy alta autoestima, se puede hacer realidad estableciendo las estrategias individuales y colectivas que promuevan y faciliten la difusión y la practica de los valores y de las actitudes. La tarea es de todos y no podemos ni debemos permanecer indiferentes sin hacer lo que nos corresponde.

E-mail: jgonzalez2001@hotmail.com

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