Nueva York, E.U.- Luego de ver Confesiones de una Mente Peligrosa, cada espectador podrá decidir si es verdad o no que el excéntrico productor televisivo Chuck Barris mató a 33 personas. Y eso le gusta a George Clooney, que con esta cinta debuta como director.
“Me gusta la idea de que la gente salga del cine pensando si es posible o no, y que hablen sobre eso. Eso es lo que provocan las películas y eso me gusta”, dice Clooney en entrevista colectiva.
Además de dirigir, Clooney interpreta al agente de la CIA que enrola y enseña a Barris los trucos del servicio secreto. El novel director confiesa, sin embargo, que nunca le preguntó al Barris verdadero, hoy de 73 años, si en verdad además de ser productor televisivo era un matón.
“No le pregunté, porque no quería que dijera algo que hiciera que yo cambiara la manera en que iba a contar la historia”, explica Clooney.
Pero el Barris público ya era polémico de por sí. Sus exitosos programas son considerados como denigrantes de la inteligencia y la dignidad humana. Incluso se ha dicho que es el pionero de una forma de entretenimiento barata y banal.
“Si (lo de los asesinatos) no fuera cierto, una de las respuestas que al respecto pensé es que los asesinos son los televidentes americanos, por las acusaciones que le han hecho de rebajar el nivel de la televisión. Y hay algo de verdad, pero créanme que ya había mala televisión antes de Chuck Barris. Y ciertamente se ha puesto mucho peor”, expone Clooney.
El actor argumenta que es muy peligroso generalizar sobre la televisión de Estados Unidos. Cuenta, por ejemplo, que cuando hicieron el piloto de ER, un productor dijo que era un pedazo de porquería que el público americano no entendería. Varios años después, la serie sigue al aire y ha cosechado diversos premios.
“No estoy de acuerdo con la idea de que el público americano es necesariamente estúpido, pienso que ven malos programas si se los das, pero eso es responsabilidad de la gente que está haciendo los shows”, dice Clooney.
Tampoco el verdadero Barris quiere hablar sobre cuánta verdad hay en su autobiografía “no autorizada”, publicada en 1982.
“Cuando escribí el libro me sentía así, crucificado a causa de la televisión que produje, y galardonado por matar. Es una situación absurda”, dice Barris, con un aspecto de abuelo amable.
“No es relevante si creen o no lo que hice, lo relevante es la película, y si ésta entretiene, eso es lo importante”. ¿Pero se llama Confesiones? “Sí, así es, Confesiones de una mente peligrosa, y también dice que es una autobiografía no autorizada”.
responde quien sí se siente un poco responsable de la mala calidad de la televisión norteamericana de hoy.
“Me han acusado de cosas estúpidas, pueriles, de destruir la civilización. !Por favor! Nunca humillé a un concursante. Ellos siempre pasaron un rato agradable, ese minuto o dos que estuvieron en la televisión fueron vistos por su familia, por sus amigos. Pero creo que sí soy responsable en cierto grado por esos programas de hoy”.