En Foxtrot intenté plasmar una crónica panorámica para comprender al México de hoy y, a la vez, hacer un recuento de hechos útiles para quienes depositaron su esperanza en Fox y le apostaron al “voto útil”, siguiendo el consejo de Alazraki y Castañeda. Para los demás puede ser la constatación de sus sospechas.
En estas páginas expongo que “el cambio” tarda y tarda pero, mientras tanto, ya cambiaron ciertos cánones, por ejemplo los que protegían al país de las fuerzas oscurantistas que quisieran hacer de México un Estado teocrático, con lo peor del PAN y del PRI.
También quiero traer a la memoria que los mercaderes ya han vendido activos, como los bancos y la Aseguradora Hidalgo, en espera de vender más; que las corporaciones más voraces tienen las uñas de fuera, y que nos dejarán como Argentina... si los ciudadanos abdicamos de nuestro papel histórico.
Fiel a mi tesis de Periodismo Historia, repaso los acontecimientos recientes: el ansia de entrega de la soberanía nacional por un Presidente sin proyecto; sus actos de pleitesía a la Iglesia católica que lo toma de rehén por su calidad de excomulgado; los dos años inútiles que han durado los quince minutos de Chiapas; los Amigos de Fox bailando el Foxtrot con los amigos del Pemexgate; las aspiraciones imperiales de Martha-Eva; los tropiezos de Vicente con la cultura; la ecología al garete; la corrupción que desvanece la esperanza; las hilarantes historias del gabinetazo; el canciller Castañeda esperando el relevo; la corrupta Elba Esther, maestra maoísta, priísta, panista, foxista, que seduce al Presidente; la gallardía de los campesinos contra la globalización; la desvergüenza del clero y los banqueros; la investidura presidencial tan devaluada y, detrás de todo este baile enfebrecido, la locura global deshumanizada que dirige e impone modelos económicos esclavizantes y mortíferos...
Quizá de la comprensión de los hechos surja en el lector la fortaleza para exigir la salvación de su voto y del país.