Notimex
ACTEAL, CHIS.- En medio de verdes montañas serpenteadas por la neblina y con gran fe, indígenas de la sociedad civil "Las Abejas" recordaron a las 45 víctimas de la masacre que conmovió al mundo hace cinco años.
Según la cosmovisión de estos indígenas tzotziles, descendientes de los Mayas, este día, los muertos vienen hasta sus altares guiados por las velas y las flores para hablar con ellos y comer las ofrendas compuestas por frutas, panes y refrescos.
Para iniciar el ritual, los indígenas se congregaron en la pequeña ermita que tienen instalada a un lado de las dos grandes tumbas que guardan los restos de sus familiares y escucharon la misa que el sacerdote jesuita Pedro Arriaga, les ofició en su lengua materna.
En medio de una tenue lluvia, los indígenas formaron la peregrinación del Caracol, ritual con el que comienzan sus celebraciones religiosas para simular que todos están bajo el mismo sol, en tanto que 45 hombres, mujeres y niños simularon a sus compañeros caídos por la agresión de un grupo civil armado.
Zenaida, Efraín, Jerónimo, los tres niños sobrevivientes de la masacre, encabezaron dicha peregrinación seguidos por una anciana indígena que es la encargada de llevar el incensario que aromatiza el ambiente para iniciar la celebración.
"Estamos viviendo la conmemoración de la masacre de Acteal con los indígenas que vivieron este hecho tan lamentable en la historia de México, pero hoy es un día de fe", comentó el sacerdote Pedro Arriaga.
Agregó que en la celebración se agolpan los sentimientos porque hay familias como la de Alonzo Vázquez que perdió a nueve miembros y otra de Quextic que perdió siete.
Recordó que fueron 20 mujeres, de las cuales siete estaban embarazadas, 16 adolescentes y niños y nueve hombres, los que cayeron cuando realizaban una jornada de ayuno y oración.
"Por tanto, los sentimientos de dolor prevalecen, todavía sentimos que esto no debía haber sucedido nunca en México, ni en ningún país, y menos en una comunidad católica creyente que oraba para pedir la paz" agregó.
Indicó que no basta rezar, es necesario trabajar por alcanzar la reconciliación, "ese es hoy nuestro camino, seguir buscando la paz, porque no está resuelto el conflicto en Chiapas, ni el hambre del pueblo indígena".
Luego de la celebración, Mariano Luna Ruiz recordó que en la masacre murieron nueve de sus familiares, "es día de poner las flores y las velas, es tiempo de todos santos, como somos viudos no estamos completos y recordamos a nuestros hermanos que se fueron".
Recordó con dolor que el 22 de diciembre perdió prácticamente a toda su familia, "murió mi esposa, mis hermanos, cuñados. Se siente mucho porque hay muchos niños que no tienen a sus mamás y papás, Zenaida, Efraín y Jerónimo no tienen a sus padres".
Al concluir la misa, los indígenas se trasladaron en peregrinación a las grandes tumbas, instalaron sus ofrendas y con llantos entonaron cánticos en su idioma materno para recordar a sus difuntos.