Hace 5 años no llegábamos por Alhambra, este año al fin aquí estamos. Pronto se cumplirán 12 años que se marchó de esta vida, Francisco Chaparro Garrido, entrañable amigo que conocí en Torreón donde vivió por 40 años, fue él uno de los más activos, del grupo que fundamos la primera escuela de Artes.
Paco Chaparro, como era más conocido, se marchó a Alhambra, España el año de 1980, lo visitamos en su casa por primera vez en 1983, en ese lugar donde nació y donde quiso morir.
Ese año, viajamos desde Madrid, siguiendo la ruta que relata Miguel de Cervantes Saavedra, en su novela Don Quijote. La Mancha, es palabra árabe que significa tierra seca, ahora en estos días, está poblada de olivares y parrales, que producen en gran cantidad, el aceite de oliva y el rico y abundante vino manchego. Se producen granos y hay gran cantidad de ganado que dan fama a sus jamones, ricos panes y sus quesos manchegos, muy preferidos en el mercado español. Es además un centro muy importante de caza. Penetramos a la Mancha por aldeas como Ruidera, Puerto Lápice, donde en sus restaurantes sirven la cocina manchega acompañada con el vino idéntico al que se expedía desde hace cuatro siglos. Llegamos a la famosa Argamasilla de Alva con ayuntamiento de buen vecindario, adornada por alamedas y casas espaciosas.
Argamasilla de Alva, es el lugar de cuyo nombre, Don Miguel de Cervantes Saavedra no quiso acordarse a la hora de escribir el “Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha”. También ahí fue donde la Tobosa le ciñó la espada al mismo tiempo que le decía “Dios haga a vuestra merced muy venturoso caballero y le dé ventura en lides”.
Alguna cosa no grata, sucedió al manco de Lepanto, originario de Alcalá de Henares, en un lance poco afortunado. Lo cierto es que coinciden en decir que en Argamasilla de Alba no había cárcel a donde debían parar y fue recluido en un corral sin abrigo y con más comodidad que paja, alimento del ganado.
Otros suponen que todo se redujo a simples deudas, tan molestas como permanentes y que los acreedores de Cervantes, atosigándolo por todas partes, lo prendieron en Argamasilla, llevándolo preso al vergonzoso lugar. El rescate partió de Juan Bernabé de Saavedra, que condolido por la mala suerte y a petición de su sobrino cuando le hizo saber que “luengas días y menguadas noches, me fatigan en esta cárcel o mejor dicho, caverna”.
Muchas otras historias se pueden contar, dialogar al respecto, pero la realidad verdadera se desconoce pero lo que sí es realidad es que Don Miguel de Cervantes Saavedra, no pudo olvidar lo que le sucedió en Argamasilla de Alva, a pesar de que allí se inicia y fue la cuna del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, cuyo relato ha dado la vuelta al mundo y que hoy día... ES EL QUE MÁS SE VENDE.
ALHAMBRA, Ciudad Real, España año 2002.