Ya anteriormente les conté, cómo conocí y traté por años, en Ciudad Juárez, al compositor Arturo Tolentino, el autor de “Ojos de juventud”, hoy les contaré algunos otros recuerdos que pasé en esa ciudad fronteriza, con personajes que han sobresalido en el arte o que por medio de retratos, me dispensaron su amistad.
Había un bar, cuyo propietario era el mismo dueño del apartamento que era nuestra vivienda. Esta persona era guitarrista y con varios de sus amigos cantaban en dueto y en ocasiones en tríos, allí acudían desde la mañana hasta ya entrada las horas de la madrugada, muchos trovadores y que después se convirtieron en compositores, allí vi con guitarra bajo el brazo y cantar en ese bar a Francisco Avitia (PANCHO).
El año de 1950, visitó el Presidente Miguel Alemán, invitado por el General Homer, comandante del Fort Bliss, para discutir según decían los periódicos, la devolución del “Chamizal”, en el banquete que se sirvió, no sé con qué artes se valió Pancho Avitia y cantó para los comensales. Gente del Presidente, le dijo que se viniera a la capital. Pancho llegó a la vecindad donde también vivieron Salvador García, Las Hermanas Hernández, Miguel Aceves Mejía y otros muchos que brillaron en la XEW.
Allí conocí por poco tiempo a Ventura Romero, ya que antes del fin de año de 1949, se marchó a la capital de México. A él le escuché muy bellas canciones y cuando en nuestras pláticas me preguntaba, cómo era la capital y que ésa era su meta, poco le podía contar ya que mis estudios en San Carlos, fueron apenas medio año y el arte donde tomé clases de pintura y dibujo, no se hermanaba con la música y no me familiaricé con nadie, sólo lo que vi y escuché en la radio o en los estudios de la XEW.
Después en el año de 1951 en un viaje a la capital nuevamente nos encontramos por una carta que uno de sus amigos le envió conmigo a su domicilio que estaba en el segundo patio de la vecindad de las calles de Luis Moya, cercana a la XEW de las calles Ayuntamiento. Ya en este año don Ventura Romero, lo escuchábamos en los discos musicales en la cantina donde lo conocí en Ciudad Juárez, su canción “La Burrita” era más que una composición, era un reto para el compositor, ya que se la encargaron y se utilizó para una película con Pedro Infante.
En la estación de radio, la XEJ, conocí a un locutor que tenía varios programas al día, Arturo Luján, a él le pinté su retrato que adornaba su estudio de locución. Arturo Luján, a él le pinté su retrato que adornaba su estudio de locución. Arturo Luján hacía programas junto a Germán Valdés “Tin-Tan”, eran shows cómicos, que emitían en el radio o en ocasiones actuaban en teatros de El Paso, Texas. En ese mismo estudio conocí una tarde a Mario Alberto Rodríguez, gran tenor mexicano, después fue actor de cine y teatro, en una obra donde brilló su actuación y voz fue “Mi Bella Genio” obra que varias veces me tocó ver y que fui siempre invitado por Mario Alberto Rodríguez.
En esa obra conocí a Cristina Rojas originaria de Durango, que era la primera actriz, a Manolo Fábregas que actuaba y era el productor, allí actuaba en el coro un chamaco que ahora es un gran tenor, aclamado en el mundo artístico, Plácido Domingo, no olviden que les estoy contando los sucesos del año 1952.
Cuando Mario Alberto Rodríguez llegó al estudio de la XEJ y a la oficina de Arturo Luján, venía a refugiarse donde había aire acondicionado, huyendo del tremendo calor. Vio el retrato de Luján y me felicitó por el “gran trabajo” a la vez que me pedía que le pintara su retrato, se hizo la broma por parte de Arturo, que tenía que pagar extra del precio, por su gordura y que necesitaría más tela y materiales. De todas las pláticas vertidas, llegamos al tema de “La Burrita”, Mario Alberto dijo que no era justo que por falta de publicidad y dinero tuviera que hacer barbaridades, lo malo lo indignaba y prometió grabar un disco con lo mejor de Ventura Romero. Tardó unos años, pero lo hizo y por su interpretación fue premiada por una canción que fue “Un Madrigal” que junto a otras tres de sus temas son maravillosas.
Varios cuadros, pintaba para la ahora Catedral de Ciudad Juárez, cuando conocí al Cardenal, entonces Obispo de Chihuahua, Monseñor Guízar y Valencia y su retrato que le pinté, fue mi primer obra que salió al extranjero, al salón de los Obispos del Vaticano.
Conocí en Ciudad Juárez, cuando iba en su carro de Ferrocarril y rumbo a Europa a José García Valseca quien me contrató para colaborar con dibujos editoriales para “El Fronterizo” y “El Mexicano” de Juárez y “El Continental” de El Paso, Texas.
Muchos grandes recuerdos atesoro de Juárez, además el segundo y tercero de mis hijos son nativos de allí y en los casi 5 años de residir en la frontera... QUÉ MÁS PODRÍA PEDIR.
TLALPAN, D.F., AÑO 2002.