EFE
MÉXICO.- Es alta, delgada, y tiene el tipo clásico de diva. Tiene línea en toda su anatomía, lo que demuestra que la mayor parte de su vida la ha dedicado al baile. La trágica del teatro español, Nati Mistral, presume de haber nacido en Madrid y ejercer de madrileña. Ella, Rita Moreno, ejerce de puertorriqueña.
“Aunque haya salido de mi isla a los cinco años, aún brota de mis poros el fuego tropical y la sensualidad que nace con nosotros”, afirmó. Además, presume de ser de las pioneras que le abrieron las puertas de Hollywood a los hispanos.
Es de las que ha creado escuela. Ella le ha aportado más fama a Puerto Rico, la Isla del Encanto, que todas las campañas turísticas realizadas por el Gobierno de su país.
“Si se tiene talento y capacidad de aguante, los hispanos logramos imponernos en Hollywood. A mí, como a la mayoría, no me fue fácil, pero se me reconoció hasta al punto de concederme un Óscar”, añadió.
Rita Moreno nació en Humacao (Puerto Rico) el 11 de diciembre de 1932. “Mi nombre de pila es Rosa Dolores Alverio (me llamaban Rosita), y dejé mi país a los cinco años de edad, pero sigo sintiéndome puertorriqueña. Desciendo de una familia de pequeños granjeros independientes. Tampoco dejaré de agradecerle a E.U. haberme convertido en estrella, pues todo lo que soy se lo debo a este país donde me hice mujer y artista”.
Está en el libro
de Récords Guiness
Le sobran razones para proyectarse como una diva, pero es una señora sencilla, y fuera de la escena resulta una madre y esposa ejemplar. “Soy muy hogareña, aunque también me gusta ser social, pues una de las ventajas de nuestra profesión es que se tiene muchos amigos”.
Está reconocida por el libro Guiness como la única artista que ha logrado copar los cuatro premios principales de la industria del espectáculo estadounidense (el Óscar, el Tony, el Grammy y el Emmy).
“Hay cosas que tengo que reconocer, incluso presumir de ellas, y es que soy un ejemplo de perseverancia y superación para los hispanos de todas las generaciones”.
Desde muy joven aprendió a lidiar con los inconvenientes que la vida nos suele poner por delante. “El divorcio de mis padres sigue siendo uno de los golpes más duros que la vida me ha dado. Cuando llegué con mi madre a Nueva York, me encontré con un mundo distinto. Cuando fui a la escuela por primera vez, mi madre me dejó allí sin que supiera la más mínima palabra en inglés. Me dejaron en aquel mundo de extraños donde tuve que aprender las cosas a la fuerza. Lo hice a base de sufrimientos y penalidades, precisamente en el momento más crucial del ser humano: la niñez”, recordó con cierta melancolía.
Su debut teatral
No le fue fácil aprender el inglés. “En la década de los 30, cuando EEUU sufría la peor depresión de su historia, mi madre dejó nuestra casa en la isla para trabajar en la industria de ropa en Nueva York, dejando allí a mi padre y a mi único hermano”.
Fue en Nueva York donde encontró medios para fomentar su inmenso talento. “A los 4 años supe que quería ser artista. Llevaba el baile en la sangre. Mi madre se sacrificó para que yo estudiara baile y declamación. Mi debut fue en un club nocturno en Greensich Village, a los 7 años. Y a los 11 me llamaron para grabar versiones en español de las películas estadounidenses. A los 13 me dieron el primer papel en Broadway”.
Con su primera aparición en el teatro, llamó la atención a los agentes de Hollywood que se la disputaron. Tras varias actuaciones en diferentes obras musicales en Broadway y en giras por todo el país, irrumpió en el cine con la película “So young, so bad”.
“West Side Story”
la convirtió en super estrella
“Cuando firmé mi primer contrato para el cine, el jefe de los estudios MGM, Louis B. Mayer, me pidió que me cambiara el nombre y decidí llamarme Rita Moreno, usando el apellido del tercer marido de mi madre. Mis primeros años en Hollywood fueron difíciles porque me encasillaron en papeles de apasionada y sensual latina o empleadas domésticas indias en películas de baja calidad. Pero mientras más tenía que desempeñar en esos papeles a pobres inocentes, peor me sentía. Yo estaba segura que tenía cualidades para el drama, y me veía en películas bailando descalza en papeles terriblemente bochornosos. Soporté hasta cierto momento. Comprendía que era el camino para ocupar un puesto superior y ya desde él, poder exigir mis derechos. Así lo hice”.
Sus primeras películas fueron “Toast of New Orleans”, “Latin Love”, “Pagan love song” y “Singing in the rain”.
Pero fue en 1961 cuando cayó en sus manos el guión de “West Side Story”, que antes había estrenado en Broadway su compatriota Chita Rivera en el mismo papel de Anita.
“La versión cinematográfica fue la piedra angular de mi carrera en Hollywood. En 1962, “West Side Story” fue galardonada con nueve premios de la Academia incluyendo la Mejor Película y Mejor Director. A mí me premiaron con el Óscar por mi actuación como Mejor Actriz Secundaria. Aunque es una frase tópica, en mi vida existe un antes y un después de haber ganado la estatuilla”.
A pesar de su éxito cinematográfico, se dedicó más al teatro, encarnando personajes protagonistas en obras como “She love me”, estrenada en Broadway y posteriormente la representó en Londres, y en obras de Tennessee Williams y Neil Simon, entre otros.