Para recibir el 2003 con nuevos bríos, mucha gente recurre a los muletos y otros remedios
TORREÓN, COAH.- A Martha la estaban “trabajando”, eso le dijo la “curandera”. Sin pensarlo dos veces fue a hacerse una “limpia” y comprar uno que otro amuleto de la buena suerte. No está dispuesta a recibir el Año Nuevo cargada de malas vibras.
En el Mercado Juárez existen soluciones para todos los males, tanto del alma como del cuerpo. Hay quienes acuden hartos porque la mala suerte no los dejó vivir en paz durante el 2002, otros porque simplemente quieren seguir como hasta ahora, con salud, dinero y amor.
Doña Josefina González tiene ya varios años vendiendo todo tipo de amuletos, lociones, veladoras, en fin, todo lo necesario para alejar a ese vecino “mala leche”, pasar del noviazgo al matrimonio, terminar de una vez por todas con “el mal de ojo” o simplemente seguir con buena fortuna.
Jóvenes, señoras, señores, muchas personas se detienen en el puesto de doña Josefina. Lo más solicitado es el amuleto del costalito ánima del retiro. Es para alejar a las personas que quieren causar daño nada más porque sí, por envidia.
Doña Josefina explica los beneficios del amuleto: “este es ideal para los vecinos envidiosos, protege del mal de ojo, hechicerías o brujerías, cualquier tipo de salaciones, es tan eficaz que puede sustituir a cualquier talismán”.
A muchos, dice doña Josefina, les interesa comenzar bien el Año Nuevo: sin problemas, sin enemigos y con un buen trabajo. Para eso está el amuleto costalito de San Fernando, “además de proteger contra los problemas, trae dinero y salud”.
Al menos la oración de San Fernando así lo dice. “San Fernando, concédeme tu clemencia y tu infinita bondad, te pido para los míos casa, vestido y sustento, concédenos la salud y llévanos por el buen camino”.
Aunque para doña Josefina lo mejor es portarse bien y trabajar mucho, pues sólo así se obtendrán las bendiciones deseadas: “Es cuestión de creencias, pero aquí la gente llega convencida de que todos sus males son causados por una persona envidiosa, nosotros tenemos los remedios para alejarlos”.
Eso es lo que Martha cree: “alguien me estaba trabajando”. Asegura que los problemas durante el 2002 fueron uno tras otro: enfermedades, perdió su trabajo y hasta su novio.
Desespera acudió con una curandera. Llevó un par de huevos de gallina negra, cuadros de San Martín Caballero, pirul, veladoras y talismanes. Fue necesario que se parara justo en un hormiguero mientras le hacían la “limpia”.
“El aire comenzó a soplar más fuerte, tenía los brazos en forma de cruz y los comencé a sentir muy pesados, después de la limpia las cosas comenzaron a funcionar mejor, por eso vengo a comprar amuletos, así la buena suerte no me abandonará el próximo año”.
Conseguir el amor, la salud y el dinero a través de amuletos tiene su precio. Hay quienes se gastan lo mismo cinco pesos en comprar sal negra que 100 pesos en veladoras. Ayer a Martha no le importó quedarse sólo con el dinero suficiente para pagar el camión con tal de garantizar la buena suerte en el 2003.
Pero hay algo que Martha desea se le cumpla en el 2003: recuperar a su novio, para eso doña Josefina le vendió por 15 pesos el perfume “Ven a mí”. Asegura que es eficaz en las cosas del amor.
Una vez que Martha logre recuperar a su amor, deberá dar el siguiente paso: comprar el amuleto “Para llevar el noviazgo al matrimonio”. El paquete contiene: una figura semejando una pareja de casados, vela, piedras de diferentes colores, argollas y un morralito. Todo por 30 pesos.
Para el hechizo, dice doña Josefina, se requieren dos fotografías pequeñas de la pareja a quien se le va a realizar el sortilegio, se colocan debajo de la velita, se prende y antes de que se consuma totalmente se apaga.
Después deberá amarrar las argollas junto con los novios, las fotografías y el resto de la velita, se junta todo con el preparado matrimonial y se guarda dentro del morralito. Nota: para mayores resultados se debe realizar en días nones, nunca pares.
Martha salió del puesto de doña Josefina convencida. Asegura que ahora está preparada para recibir el Año Nuevo sin “trabajitos”, sólo le queda esperar si su superstición funciona y su novio regresa.
Otras supersticiones relacionadas con Año Nuevo
En Año Nuevo es obligado comer las doce uvas acompañadas con el sonido de las campanas del reloj. Dicen que éstas son capaces de espantar las penas y los sinsabores, al igual que sus homónimas de las iglesias tiene la virtud de alejar con su sonido las tormentas.
Cada una de las uvas, símbolo de fertilidad, se encargará de que fructifiquen sus deseos en cada uno de los doce meses del año que empieza. El rito exige que se permanezca apoyado en el suelo sólo con el pie izquierdo, para que al concluir, se pueda entrar con buen pie en el Año Nuevo, que no es otro que el derecho, igual que hacían los romanos en los mejores tiempos del Imperio.
Luego hay que brindar con champaña o con cava, el vino de la suerte. No hay que olvidar meter antes en la copa un anillo de oro y una lenteja para señalar a la diosa Fortuna lo que se espera de ella: dinero y alimentos en abundancia.