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Santa Claus, de la leyenda al hogar

MEXICO, D.F (SUN-AEE).- Nada como las fiestas navideñas. La fantasía tiene un lugar especial en cada casa y, aunque mucha gente no lo crea, ayuda a conservar la salud.

En ese marco hay un personaje que verdaderamente se ha ganado su lugar en casa: Santa Claus, quien de la leyenda avanzó hasta colocarse como imprescindible en muchos hogares y a ser parte fundamental de la fantasía infantil, pues nadie como él para repartir regalos y, por qué no, alegría entre chicos y grandes.

Sin duda, la fama de Santa es mucha, pero detrás de ella, además de la mercadotecnia moderna, se encuentra el sentimiento de unidad y fiesta que significa el nacimiento del Niño Dios, marco en el que los pequeños esperan también a Santa Claus y su fantasía: cómo es que viaja en un trineo volador tirado por renos, que penetra a las casas por las chimeneas y en las que carecen de ella se cuela por cualquier rendija.

Pero el buen Santa tiene su historia y parte de ella dice que se trata de Nicolás, quien nació en el puerto de Patara, en el Asia Menor, hace muchos siglos; llegó a ser obispo de Myra, donde repartía regalos entre los niños desprotegidos y ayudaba a mujeres solas. Sus buenas acciones llevaron a la Iglesia a convertirlo en santo.

Después de su muerte, la figura de San Nicolás apareció en Holanda, en la víspera de su día (6 de diciembre), cuando se dice recorría la ciudad misteriosamente repartiendo regalos a niños desamparados. En el siglo XVI cambió el día de su feliz trabajo y comenzó a hacer las entregas en Nochebuena, pero con el nombre de SintirKlass.

De Europa, seguramente con su trineo volador como vehículo, paso a América y empezó a realizar sus buenas obras el día de San Nicolás, en las colonias holandesas de Nueva York. Allí su nombre cambió debido a la mayor influencia inglesa y su nombre original pasó a ser Santa Claus, con el que ganó fama y cariño en muchas partes del mundo.

Pero el gordo benefactor no es conocido con el mismo nombre por todo el mundo, ya que en Francia se llama Pére Noel, en Alemania es Kriss Kringle (Niño Cristo) y en Rusia es Abuelo Invierno.

Un libro da comienzo a la forma en que se le conoce en estos días: se trata de Cuentos del antiguo Nueva York, en que su autor, Washington Irving, reseña las tradiciones holandesas traídas a América. Entre ellas la del legendario personaje que viajaba sobre un vagón por las copas de los árboles y dejaba caer juguetes por las chimeneas.

Un poema, "El relato de una visita de San Nicolás", que Clement Clark Moore escribió a sus hijos, describe al personaje que reparte juguetes como un duende gordo, de barbas blancas y con las facciones que hoy nos son tan familiares.

El caricaturista Thomas Nast, alemán residente en Nueva York, creó en 1880 al gordinflón del gorro rojo con una enorme borla blanca, que viajaba sobre un trineo tirado por los renos "Saltador", "Bailarín", "Bromista", "Veloz", "Zalamero" y "Alegre". El reno, el de la nariz roja, llegó después.

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