El sector pecuario de Durango enfrenta una de sus peores crisis a consecuencia de la incertidumbre que ha generado el “silencio” de autoridades y uniones ganaderas, sobre el dictamen de la Comisión Binacional para definir el estatus sanitario del estado.
Lo anterior se traduce en que al persistir las restricciones a las exportaciones de ganado por parte de la Unión Americana, el hato ganadero en la entidad se mantiene inmóvil y provoca daños a la infraestructura, sobre todo en pastizales, además que también afecta las tierras agrícolas.
El diputado del Partido Acción Nacional, Jesús Gerardo Pérez Sáenz, alertó sobre la difícil situación que priva en el sector ganadero de la entidad a consecuencia que Estados Unidos de Norteamérica no ha abierto sus fronteras a la entrada de animales salidos del hato duranguense, al mantenerse el estatus sanitario por los brotes de tuberculosis y brucelosis.
Según el legislador, en el mercado de la Unión Americana el kilogramo de becerro en pie se cotiza alrededor de 22 pesos. Sin embargo los ganaderos, al persistir las restricciones para la exportación, venden localmente pero a valores de 12 pesos el kilogramo, lo cual les resulta incosteable.
La incertidumbre y crisis que enfrenta el sector pecuario, a decir del legislador del blanquiazul, se ha generado porque ni autoridades ni uniones ganaderas regionales han aclarado la resolución de la Comisión Binacional, y todo se concreta en versiones extraoficiales que señalan que fue negativo y Durango tendrá que esperar otro año más para reiniciar las exportaciones de becerros en pie al vecino país del norte, al mantenerse el estatus sanitario.
Afirmó que lo anterior ha sido aprovechado por algunos ganaderos locales, entre los que destacó a Carlos Herrera, quienes se dedican a comprar animales a precios bajos, con lo cual alivianan un poco la carga en los corrales.
Sin embargo, Pérez Sáenz se pronunció porque las autoridades coadyuven con el sector en la búsqueda de otros mercados que suplan al estadounidense, como podría ser al sur del país, con el fin que la ganadería local no se deprima, pero sobre todo para que se reduzca el hato ganadero y se eviten daños a la tierra en agostaderos y áreas agrícolas, que podrían ser irreversibles.
Y a la par con tales medidas mantener los estándares de sanidad animal en todos los corrales, de tal manera que realmente se erradiquen la tuberculosis y brucelosis bovina, enfermedades que son transmisibles a los humanos y que son el principal factor para que los Estados Unidos reabran sus fronteras al ingreso de bovinos duranguenses.