Reuters
Brasilia, Brasil.- El candidato izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva tenía una amplia ventaja en la elección brasileña ayer, pero debería disputar la presidencia con el oficialista José Serra en un segunda vuelta, según el escrutinio del 50 por ciento de los votos emitidos.
El ex obrero metalúrgico, del Partido de los Trabajadores (PT), obtenía el 46.7 por ciento de los votos válidos, frente a un 24.0 por ciento del socialdemócrata Serra, informó el Tribunal Superior Electoral (TSE).
Para ganar en la primera vuelta electoral, Lula necesitaba alcanzar al menos la mitad más uno de los votos válidos, es decir sin contar los nulos y en blanco.
En tercer lugar se ubicaba el pastor evangélico Anthony Garotinho, del Partido Socialista Brasileño (PSB), con 16.2 por ciento, agregó el tribunal.
El avance del conteo oficial alejaba la posibilidad de un triunfo directo de Lula, quien decidió suspender una conferencia de prensa que había anunciado para la medianoche, según dijo un portavoz del candidato.
El escrutinio también marcó un ligero repunte de Serra, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) del presidente saliente, Fernando Henrique Cardoso, respecto a las encuestas preelectorales.
La segunda vuelta electoral, prevista cuando ninguno de los candidatos alcanza la mayoría absoluta, está marcada para el 27 de octubre.
La elección de ayer transcurrió con plena calma bajo fuertes medidas de seguridad, reforzadas con tropas federales luego que surgieran temores de disturbios, principalmente en la ciudad de Río de Janeiro. En el debut del sistema electrónico de votación abarcando a todo el país se produjeron dificultades y atrasos, lo que postergó el cierre de la votación, previsto originalmente para las 17:00 hora local (2000 GMT).
Lula, de 56 años y quien perdió la falange de unos de sus dedos cuando trabajaba como tornero mecánico, mantuvo una amplia ventaja sobre sus rivales, confirmando todas las encuestas preelectorales.
Las urnas se abrieron a las 08:00 hora local (1100 GMT), cuando largas filas de votantes se formaron ante los 406,000 puestos electorales electrónicos.
El cierre de la votación, en la que los electores también debían sufragar por gobernadores de todos los distritos del país y legisladores federales y estatales, debió demorarse por fallas en más de 3.600 urnas y la lentitud del proceso.
El primer candidato presidencial en votar fue Garotinho, quien lo hizo en Río de Janeiro menos de dos horas después de iniciado el comicio, y lo siguió de inmediato Lula, quien tras sufragar extendió y besó una bandera brasileña en Sao Paulo.
Más de 115 millones de brasileños estaban habilitados para emitir su voto, obligatorio para los mayores de 18 años y optativo a partir de los 16.
La prensa local reportó gran afluencia de electores en todo el país, sin que se registraran incidentes de gravedad luego que se estableció un enorme operativo de seguridad principalmente en la conflictiva región metropolitana de Río de Janeiro.
En Río, la ciudad insignia de Brasil, la población acudió masivamente a las playas como prácticamente todos los fines de semana, con buen tiempo, en una prueba de la normalidad en la que se desarrollaron los comicios.
Pero si bien no se registraron actos de violencia, sí se produjeron problemas con las urnas electrónicas debido a fallas y a la demora de electores en comprender el sistema de votación, lo que produjo largas filas en centros de sufragio.
Todos los sondeos señalan que Lula, en un eventual segundo turno, se impondría sobre cualquiera de sus rivales.
Lula, que moderó su combativo discurso del pasado y encaró su actual y cuarto intento de llegar a la presidencia aliándose con un partido de centroderecha y con el magnate textil José Alencar como compañero de fórmula, encarna para parte de la población la esperanza de un cambio en las políticas de Cardoso, quien cumple el segundo de dos mandatos consecutivos iniciados en 1995.
Serra debió cargar en la campaña con el peso de ser el candidato de la coalición gobernante, en un momento en que el oficialismo se encuentra desgastado tras casi ocho años en el poder.
El candidato oficialista y el presidente Cardoso votaron durante la mañana en la ciudad de Sao Paulo, la mayor del país.
Serra, quien evitó hacer declaraciones, votó acompañado de su esposa, Mónica Allende, nacida en Chile y que se naturalizó brasileña este año para votar por su marido.
Cardoso, aplaudido en el lugar de votación, destacó la normalidad del comicio, incluso en Río.
El cuarto candidato con fuerza importante, el candidato centroizquierdista Ciro Gomes, quien votó en la ciudad de Fortaleza, en el noreste del país, obtenía el 12.4 por ciento de los votos válidos cuando se había escrutado el 50 por ciento de los sufragios.
En la votación también estuvieron en juego los cargos de 27 gobernadores para los 26 estados del país y el Distrito Federal, y legisladores federales y estatales.