Por Rafael Molina
Madrid.- Enseñar el trasero y hojear revistas de chicas semidesnudas son dos de las aficiones favoritas de Sinosuke Nohara, un niño de 5 años protagonista de una serie de animación infantil que ha provocado la polémica en España.
El pequeño, también conocido como "Shin Chan", el nombre de la serie, suele ver la televisión hasta altas horas de la madrugada, se desnuda en público cuando le viene en gana o intenta cortejar a cualquier mujer que pasa a su lado sin importarle la edad.
Sinosuke, siempre metido en líos, protagoniza además continuas riñas con su madre, a la que acusa de ser "un desastre" en casa y a la que dedica frases tan poco delicadas como "tienes el trasero gordo y los pechos pequeños".
La serie, en la que muchos críticos televisivos ven una versión japonesa de "Los Simpsons" destinada al público adulto, podría haber pasado desapercibida en España.
Pero su emisión en varios canales públicos regionales, en horario infantil, ha provocado protestas de las asociaciones de telespectadores y de los partidos políticos, que consideran que sus contenidos "no son propios" para los menores.
La serie puede verse actualmente en las emisoras de televisión que financian los gobiernos regionales del País Vasco (ETB), Cataluña (TV3) y Madrid (Telemadrid).
Precisamente, el Foro del Espectador solicitó ayer viernes a esa última cadena que retire de su programación dicha serie de dibujos, por considerar al niño protagonista "maleducado, exhibicionista, sucio y vago" y ofrecer formas de hablar y razonamientos sexuales que no corresponden a su edad.
Esa petición se une a la del Partido Socialista (PSOE), el principal de la oposición en la Cámara regional madrileña, que desde la tribuna de ese parlamento instó a la dirección de Telemadrid a la retirada del programa.
Tras las primeras quejas, los responsables de la cadena habían optado por cambiar su horario de emisión e incluir una advertencia en la que señalan que no es recomendable para los menores de 13 años.
Pero para sorpresa de sus detractores, la serie de animación fue elegida la pasada semana por Unicef y el gobierno regional del País Vasco para dar a conocer los derechos del Día Universal de la Infancia.
Dentro de esta campaña y en un anuncio publicado en varios medios de prensa españoles, Sinosuke lanzaba un mensaje en el que aseguraba que "los niños cuando son pequeños, sólo quieren ser eso, niños".
Además, el Consejo Audiovisual de Cataluña, que realiza un seguimiento de los contenidos de la programación televisiva, publicó un informe que señala que estos dibujos animados no contienen diálogos ni situaciones "susceptibles de perjudicar el desarrollo de los menores".
Lo cierto es que este peculiar personaje, que nada tiene que ver con otras series de animación japonesas de éxito en España como "Dragon Ball", "Pokemon" o "Digimon", es capaz de convocar ante el televisor a niños y adultos.
"Shin Chan" nació en Japón como una atrevida tira cómica con la que su creador, el dibujante Yoshito Usui, pretendía hacer una ácida crítica contra el machismo y la discriminación de la mujer.
En 1992 pasó a la televisión y el autor decidió suavizar el argumento, en vista del éxito que despertó entre el público infantil.
Los detractores de la serie en España consideran, sin embargo, que Usui, al adaptar el personaje, logró justamente lo contrario de lo que pretendía.
También consideran que Sinosuke es el centro de una peculiar familia donde la madre, dedicada exclusivamente a las tareas domésticas, es descrita como una holgazana, algo chismosa y compradora compulsiva.
El padre, enfrascado en un trabajo que le obliga a estar todo el día fuera de casa, suele llegar al hogar casi siempre tarde y pasa demasiado de su tiempo libre en los bares.
Uno de los episodios muestra como el cabeza de familia acaba en un bar de alterne y su esposa, frustrada por la ausencia del marido, se pone a beber en presencia de Sinosuke, lo que, para los críticos del programa, no resulta muy ejemplar.
Al margen de esta polémica entre adultos, "Shin Chan" no deja de hacer travesuras con las que pone a prueba los nervios de su madre mientras se pregunta por qué son tan complicados los mayores.
EFE