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Sobreaviso/Alternancia a la deriva

René Delgado

El nuevo discurso se derrumba. El discurso del cambio, de la transparencia, del combate a la corrupción, del acceso a la información, del apego al Estado de Derecho se derrumba. La alternancia se percibe ya no como la oportunidad para construir una alternativa, sino como un problema marcado por la confusión y la indecisión.

El mismo Presidente de la República reconoce que a veintidós meses de estar en el gobierno no ha logrado pactar la transición pero lo dice como un recurso retórico, no como un ajuste de fondo en la estrategia. Los partidos políticos no consiguen replantear su rol y, por consecuencia, se ven desplazados de la escena por los factores de poder que comienzan a cobrar facturas, ayer los concesionarios, hoy la cúpula eclesial católica, mañana no está claro de quién es el turno.

Sin referentes precisos, sin objetivos claros, sin agenda ni prioridades, sin el reconocimiento de fronteras, la alternancia flota a la deriva mientras la política naufraga. Resta como alivio, si lo es, el espectáculo, el pleito diario, las escaramuzas cotidianas, los desatinos que mueven a risa y, desde luego, los emplazamientos y los ultimátums que no llegan.

El desorden es cada vez más inocultable y, en el horizonte, la elección del año entrante comienza a contaminarse y a contaminar otros asuntos.

*** Pésele a quien le pese. El rol de la primera dama no está definido, pero Marta Sahagún señala que no va a renunciar a él “pésele a quien le pese”. El discurso de la bondad y la entrega, del amor a México, constituye el amparo de la actuación de la esposa del Presidente de la República y, desde esa perspectiva, se borran las fronteras de la actuación de la señora Sahagún. Ya no queda claro cuándo la primera dama actúa como tal y cuándo opera como presidente de la Fundación Vamos México. Tampoco queda claro cuándo el gobierno sirve a la Fundación y cuándo la Fundación sirve al gobierno. No está claro cuándo la primera dama solicita audiencia al Papa como una fiel de la Iglesia católica y cuándo una fiel se excede en la investidura que le concede ser la esposa de un jefe de Estado. No está claro ni definido el presupuesto con que, naturalmente, debería contar la esposa del mandatario, pero tratar el asunto es tanto como formar parte del anti-México. No está claro cuándo la primera dama incide en las decisiones de gobierno... No está claro nada de eso, el rol de la primera dama, pero ella advierte que lo desempeñará “pésele a quien le pese”. No se trata de darle un carácter decorativo a la primera dama, pero tampoco ignorar el exceso en el ejercicio de una investidura que no ampara una función.

*** Derecho a la información. Entre los pocos logros del sexenio y bien vale decir del sexenio porque no se trató de la sola voluntad presidencial sino también de la decidida participación social, está la legislación en materia de transparencia y acceso a la información. Se consiguió poner en letra de molde ese derecho pero, en el primer paso de la instrumentación de ese derecho, la voluntad presidencial para garantizar el acceso a la información sencillamente se olvidó. El Ejecutivo envió su propuesta de integrantes del consejo del Instituto Federal de Acceso a la Información sin abundar en los currículos y los motivos de su propuesta, a su vez a la mayoría de los legisladores se les pasó prestarle la debida atención a ese asunto y, de último momento, pidieron que se ampliara la información de la propuesta, petición que desconsideró el Ejecutivo. Así, con manifiesto desinterés se integró el consejo que administrará un derecho fundamental en la transformación del país. Arrancó mal, pues, la instrumentación de uno de los pocos logros del sexenio.

*** Misas cívico-políticas. La frontera entre la libertad de credo y la laicidad del Estado se pierde o perversamente se olvida. Bajo el amparo de la pluralidad y de la “franqueza” en la expresión pública de convicciones religiosas, más de un servidor público transgrede una línea de separación fundamental. Ya no es como antes, son los nuevos tiempos. Y, ahora, en algo que se quiere presentar como una novedad o curiosidad política, el dirigente tricolor en el estado de México, Isidro Pastor, juega con la confusión. Convoca a una ceremonia con ribetes de liturgia más propia de una secta religiosa que de una formación política, coloca un cirio, invoca el espíritu de Luis Donaldo Colosio, hace jurar por Dios a los precandidatos de su partido... juega confusamente con valores. Es claro que el gobernador Arturo Montiel y la dirigencia nacional del PRI están dejando correr un asunto que, al rato, no sólo generará confusión sino un problema. Son los nuevos tiempos de confusión.

*** Canje de delitos. La única bandera que logra sostener el gobierno es el combate a la corrupción, el Pemexgate ha dejado ver que un buen sector de la sociedad está harto de ese cáncer que ha vulnerado el Estado de Derecho. El gobierno encuentra ahí un bastión de popularidad y, pese a la resistencia de algunos sectores del propio gobierno, sostiene la causa contra el presunto desvío de recursos públicos por parte de dirigentes sindicales petroleros y algunos cuadros políticos del PRI que colaboraron en la campaña de Francisco Labastida. Hay, sin embargo, un problema. Los fondos provenientes del extranjero que “Los Amigos de Fox” habrían utilizado para financiar la campaña de Vicente Fox empañan la lucha contra la corrupción, al tiempo que colocan en el banquillo del Ministerio Público al foxista Lino Korrodi. Éste, en vez de ajustar su conducta a los nuevos tiempos, primero se ampara al más puro estilo de los delincuentes que, por esa vía, han evitado ser castigados y, en un gesto sin par, ofrece abrir el asunto si se retiran las demandas penales que ya enderezan en su contra. Canjea presuntos delitos por información, como si la construcción de un Estado de Derecho pudiera tener esas estaciones de parada. Esa intención convierte, así, en un girón la principal bandera del gobierno.

*** La censura partidista. Incapaz de elaborar un discurso sobre la relación del partido con el gobierno, el liderazgo de Luis Felipe Bravo es un enredo. El partido a veces golpea, abandona o bloquea al Presidente de la República, el hombre que el partido postuló al gobierno. Bajo esa línea de actuación, se entiende que Acción Nacional deje solos a “Los Amigos de Fox” viéndolos como una incómoda parentela política. Los abandona a su suerte y ahí los deja. Llama la atención, por eso, que esa línea de conducta varíe frente al secretario de Gobernación; a él le dan el apoyo que le niegan al jefe del Ejecutivo y, en ese distingo, adoptan decisiones o practican medidas que vulneran todavía más la doctrina albiazul. Pedirle a dos legisladores, parlamentarios es la palabra correcta, que renuncien a hacer declaraciones públicas en torno a la renuncia que esa Secretaría suscribió frente a los concesionarios de radio y televisión, no se llama disciplina de partido, sino censura. Y si la censura es grave en cualquier ámbito de la expresión, más lo es cuando se le pretende imponer a dos parlamentarios que, por lo demás, gozan de fuero para ejercerla.

*** Ley de la Selva. Un individuo, en este caso un ex perredista convertido al priismo, Pedro Pablo Urióstegui, irrumpe en las oficinas del Consejo Electoral Municipal de Teloloapan acompañado de un puñado de hombres armados con fusiles, secuestra a los consejeros, se lleva las urnas, quema los votos porque, de ese modo, quiere imponer a su esposa en la presidencia municipal de ese lugar. Poco le importa que su señora haya sido legalmente derrotada. Días después, en un acto vergonzoso, la autoridad electoral le entrega a escondidas la constancia de mayoría de votos al candidato ganador, el perredista Modesto Brito. Lo hacen de ese modo, porque temen represalias de Urióstegui en su contra y, por eso, fuera de la localidad, en voz baja y a escondidas cumplen con su deber, mientras que el candidato ganador resuelve exiliar a su familia por aquello de que Urióstegui la vaya a tomar contra ella, él mismo se refugia en Chilpancingo. Pese a la evidencia, pese al bloqueo de carreteras con que Urióstegui mantiene su decisión de imponer a doña Tomasa, su esposa, en la presidencia municipal, el gobernador René Juárez Cisneros se hace de la vista gorda igual que las autoridades federales. Lo peor de todo es que las arbitrariedades, los delitos, los secuestros, las amenazas de Urióstegui no son nada nuevo, son una leyenda que lleva años de prolongarse en la región. Cinco averiguaciones previas por delitos federales no sirven para que la autoridad estatal o federal se anime a hacer valer el Estado de Derecho, es hasta que la dirigencia nacional del PRD se traslada a Teloloapan que se resuelve restablecer las garantías constitucionales, enviando a los uniformados de la policía federal y tímidamente se libra una orden de aprehensión en contra de Urióstegui. A sangre y pólvora huele la tensión en Teloloapan pero, en fin, ahí no hay una mesa instalada de la reforma del Estado y, entonces, el asunto es menor.

*** Así, sin referentes firmes, sin objetivos claros y sin reconocer fronteras, la alternancia naufraga en la mar de confusión e indecisión, mientras los factores de poder viendo el disfuncionamiento de los actores políticos forman fila para cobrar en la ventanilla de Los Pinos y la elección del año entrante se contamina y contamina.

Es cierto, a veintidós meses de haber arrancado el sexenio, el gobierno todavía no se integra. La alternancia naufraga y se hunde la alternativa.

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