MONTEVIDEO - En 1972, un grupo de 16 jóvenes uruguayos asombraron al mundo cuando por haber sobrevivido más de dos meses en la imponente cordillera de los Andes, tras la caída del avión en que viajaban hacia Chile para disputar un partido de rugby.
Pero la perplejidad aumentó cuando narraron que, para sobrevivir, se habían alimentado de los cuerpos de sus compañeros y otras personas que murieron en el accidente, ocurrido en octubre.
Treinta años después, aquellos hombres mantienen la unión que surgió en la montaña y que les permitió volver a la civilización y sobrellevar la tragedia.