Muchos dan por ?sentimiento de culpa?, aseguran especialistas
SUN-AEE
MEXICO, D. F.- La ocasión es inmejorable: la Navidad es momento para acercarse a la familia, los amigos y a la gente en general para mostrar que la solidaridad es un muy buen alimento para el alma y remedio para la salud mental.
Eduardo Murueta Reyes, sicólogo social, y Lilia Granillo, investigadora de temas de género de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), coinciden que en esta temporada renacen los sentimientos caritativos y muchos dan lo ?que les sobra?, pero lo hacen por un sentimiento de culpa que les crea vivir con lujo en ciudades y países donde abunda la pobreza extrema.
Lilia Granillo explica que la mujer es la que más da, pues es un papel que la sociedad patriarcal ha permitido, y culturalmente es bien visto que las féminas de la alta sociedad se ocupen de realizar obras de caridad y públicas.
La solidaridad humana, explica el sicólogo, es producto del amor y de la identificación de unos con otros; se apoya a quien se esfuerza, a quien lucha. Promueve la independencia y el apoyo recíproco. Incita al esfuerzo, al logro de ideales, al desarrollo individual y colectivo.
No se trata de dar, sino de contribuir a la realización del otro. Murueta Reyes apunta que ?hay un extraño placer en poder ayudar al desvalido. Produce una reafirmación personal, un gusto por no estar en el lugar del otro. Una soberbia ególatra, una sensación de potencia, de poder, y un alivio; literalmente, ?quitarse un peso de encima?. Un deseo de parecer ?bueno?.
La caridad requiere el reconocimiento, y se alegra cuando nuevamente se hace necesaria. En el fondo no desea que la gente crezca, se haga fuerte e independiente, pues ello terminaría con su razón de ser.
Lilia Granillo subraya que es alrededor de los 40 años cuando hay una inquietud en el ser humano por voltear hacia su comunidad y trabajar para mejorarla; se da cuenta que tienen tiempo libre y cree que debe invertirlo en cosas útiles.