Sólo le iban a robar la camioneta y tal vez algunas cosas, el plan ya estaba listo, Felipe iba a invitar a Marcos a la disco, esa noche Fernando los acompañó, la idea era simular un asalto, Felipe estaba de acuerdo con el tercer sujeto pero éste se alteró y todo salió mal.
“Íbamos a ir a una disco en Torreón, Felipe y yo pasamos a la casa de Marcos, también fue el amigo de Felipe, los tres estaban adentro, después se escucharon ruidos, los vi forcejando pero pensé que estaban jugando”, dice Fernando de la Torre.
Al respecto Felipe dice: “Sólo le íbamos a robar la camioneta, al salir de la disco, mi amigo nos iba a abordar y nos iba a asaltar, yo iba a calmar a los demás, todo estaba planeado pero éste se alocó”, dice el también entrenador en defensa personal.
Sobre la agresión contra Marcos, Felipe describe la acción: “primero pelaron, pero mi amigo lo sometió y después lo esposó, le decía que se calmara, luego con una extensión le amarró los pies y le tapó la cara, después le pidió las claves de sus tarjetas de crédito”.
Fernando quedó atónito al ver a Marcos en el suelo, “Me saqué de onda, no sabía por qué actuaban así, Felipe me vio y me dijo que me fuera, después me alcanzaron y al final el amigo de Felipe me pidió que dejara mi carro en Bizantinos”.
El objetivo del robo era una camioneta Grand Cherokee color rojo de modelo reciente, el sujeto prófugo la conducía, Fernando iba adelante, y Felipe atrás, en la parte posterior y cubierto con una sábana iba Marcos.
“Dimos muchas vueltas, fuimos a varios cajeros y después nos encaminamos para el río Nazas, Marcos todavía estaba vivo”, dice Felipe de Jesús.
Al llegar al lugar donde se cometió el crimen, el tercer sujeto se ufanaba de aplicar técnicas policíacas para “someter” a su oponente, indefenso, Marcos era objeto de ataques mortales por parte del todavía prófugo.
“Ándale Felipe, no que muy fregón, a ver, mata a éste con tus manos”, ésta era la invitación del iracundo sujeto para el instructor, al mismo tiempo, el presunto homicida le torcía la cabeza al joven ingeniero, imitando la común escena cinematográfica donde truena la tráquea del rival.
Marcos murió y fue arrojado a un canalito en el paraje de La Canasta, con los pies los tres aventaban la tierra para cubrirlo, al terminar a Fernando le ofrecieron dinero por su silencio, él no aceptó, pero acordó guardar el secreto.
“Felipe me avisó cuando encontraron el cuerpo, lo vio en el periódico, me asusté pero me dijo que me calmara, yo sabía que nos iban a agarrar pero tenía miedo por mi familia, el amigo de Felipe nos amenazó con hacerles daño”, dice Fernando tras las rejas de la Policía Ministerial.
“Tenía días intranquilo, no podía dormir, cuando encontraron el cuerpo supe que la cosa iba a estar difícil, después supe que mi amigo se fue a otra ciudad”, comenta en otra celda distante el maestro en defensa personal de la extinta Academia de Policía.
El agente del Ministerio Público informó sobre la identidad del tercer sujeto, quien aparece como presunto autor material del homicidio, pero reservó el nombre para no entorpecer las investigaciones, confiando que lo atraparán pronto.