La Jornada
México, DF.- El secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Abelardo Alvarado, consideró que el haber sometido a la justicia militar en vez de la civil a los generales Mario Arturo Acosta Chaparro y Francisco Quirós Hermosillo “va a dejar siempre la sospecha de que se quiso, de alguna forma, manipular el juicio en su contra”. Vía telefónica, el prelado ponderó que no obstante, fuera una forma de aplicar la justicia a estos dos militares acusados de sendos delitos, especialmente narcotráfico y en espera, su participación en la llamada guerra sucia.
Seguramente no todos, sostuvo, estarán de acuerdo con los penas impuestas.
A algunos les parecerán pocos años pero podemos catalogar el hecho como “el cumplimiento de una formalidad para dejar satisfecha a la opinión pública”. La verdad, agregó, es que la justicia “nunca va a ser clara, mientras no haya leyes también claras.
Se le preguntó si esta actitud no respondería a la intención del gobierno por evitar que el caso fuera ventilado a la Corte Penal Internacional, una vez que México ratifique este instrumento y sostuvo: “Siempre hay segundas intenciones”.
Creo que el hecho mismo de que se les haya seguido un juicio militar y no civil va a dejar siempre la sospecha de que se quiso, de alguna forma, manipular el proceso. Simplemente —añadió el religioso Alvarado— se guardaron las formas, aunque el fondo del problema sigue en pie”.