Estamos a escasos 5 (cinco) días para elegir entre otros a nuestros próximos gobernantes municipales, refrendo el que se trata de todo un deber ciudadano el salir con entusiasmo, enjundia y alegría a la casilla que nos corresponda, y lo digo de ésta manera sobre todo por aquellos conciudadanos que puedan sentir culpa, remordimiento, compromiso, pena ajena o propia, antipatriotismo y algún otro sentimiento adverso y/o perverso por haber comprometido su voto vía prestaciones en dinero o en especie, promesa de hueso, contrataciones ventajosas, etcétera, etcétera, etcétera.
En contrapartida está siempre presente nuestro derecho a votar como ciudadano (a) mexicano (a) que se traduce en un ejemplo para los nuestros y sobre todo para nuestra descendencia. Los hijos tienden a imitar lo que ven que los padres hacen y comentan en el seno familiar.
Que mayor orgullo el que sea yo y nadie más que yo, el que elija quien o quienes podrán ejercer el mandato popular para dirigir los destinos de nuestra comunidad, por razón de que todos y cada uno de nosotros no podemos o no queremos hacerlo en lo personal, por falta de tiempo por estar metidos en otras ocupaciones o simplemente porque no nos viene en gana.
A veces usamos indistintamente los conceptos de voto y sufragio y sobre todo amerita una reflexión. Voto es, una posible promesa hecha a Dios a la virgen o a un santo como lo es también el dictamen o el parecer dado sobre una persona o grupo de personas y creo que de esto último es lo que nos piden a gritos todos y cada uno de los candidatos contendientes. En cambio el Sufragio, se refiere al sistema electoral para la provisión de cargos públicos o privados y esto es lo que ha veces se amaña o se empeñan algunos en amañar.
Mis mejores deseos porque se dé el próximo 29 de septiembre un sufragio universal en donde para la debida provisión de cargos públicos voten con excepciones muy contadas todos los ciudadanos de nuestra comunidad que tienen ciertas condiciones de interés, inteligencia, instrucción, vocación, condición social o económica.
Califique su voto para quien le merezca toda su confianza acuérdese que esta usted disponiendo y poniendo toda su confianza en una persona o grupo de personas que a su nombre y representación tomaran las decisiones sobre el desempeño presente y futuro de la comunidad en donde vivimos. Y de aquí tomo materia para un símil: haga de cuenta que el voto es como el ejercicio de testar, cuando uno pone en blanco y negro su última disposición sobre su patrimonio en un documento llamado testamento siempre piensa uno en a quien nombrar como albacea y/o heredero para la mejor administración de nuestra sucesión y lo hacemos en función de alguien que nos merece confianza, en quien depositamos nuestra voluntad sobre quien confiamos nuestro patrimonio que tanto esfuerzo nos costó reunir a través de los años. O podemos despedirnos de este planeta sin testar y dejar que las circunstancias dominen la continuación de un haber patrimonial que puede ser pieza importante para el bienestar de nuestra familia sobre todo de la familia pequeña. Pues bien aplique el símil, puede usted no ejercer su voto que al cabo y que. Que ruede el mundo y topen chivas o puede usted ejercer su voto a la manera como de quien dicta su testamento y dispone sobre quien le merece su confianza para la debida custodia del patrimonio de nuestra comunidad, casa, asiento y destino de nuestra descendencia.
Como consecuencia, todos a votar, que así sea y no digo más.
Piense asertivamente y acertará.