Montevideo, (Notimex).- La modalidad del teletrabajo, donde las personas realizan las labores empresariales desde el lugar de residencia, creció en Uruguay y permitió a las firmas abaratar costos de operación con las llamadas "oficinas virtuales".
Ponerse la corbata, esperar el ómnibus o comer comida "chatarra" dejaron de ser un dolor de cabeza para aquellas personas que abandonaron la oficina y trabajan desde su casa gracias a Internet en el llamado teletrabajo.
"Si bien el número de personas que se gana la vida tecleando a distancia es un misterio, cada vez son más los que buscan engrosar sus bolsillos con esta modalidad de trabajo", afirmó un análisis del semanario Café & Negocios del diario uruguayo El Observador.
El artículo citó el caso de Eduardo Valles, quien se desempeñó como traductor durante varios años en Japón y aunque Uruguay era su destino de vacaciones, a mediados de la década de 1990 decidió instalarse en Punta del Este.
Valles acordó con sus clientes continuar con las traducciones y ahora las hace a miles de kilómetros de distancia, aunque al principio los costos de teléfono resultaban muy caros, pero ahora con el Internet logró abaratar los gastos.
El traductor primero ensayó la posibilidad en tiempo de vacaciones: "mi primer trabajo a distancia fue a principios de la década de 1990, en teléfono gasté 600 dólares y me pagaron 500", recuerda con la tranquilidad que brindan los años de experiencia.
El diseñador gráfico Gonzalo Frasca también tiene la oficina en su casa uruguaya, antes trabajaba en Cartoon Network en Estados Unidos y cuando decidió regresar a Uruguay, su empleo como creador de videojuegos siguió en la compañía con sede en el otro hemisferio.
Con la ayuda de la computadora e Internet, ahora exporta su creatividad y talento, aunque debió solucionar las dificultades que le pusieron para ingresar el material informático, su principal herramienta de trabajo.
Con el único fin de estar más tiempo con su hija, Paula Secco decidió hacer a un lado su empleo en la Alianza Uruguay-Estados Unidos y convertir la computadora en su oficina.
"Soy dueña de mi tiempo", destacó Secco, quien agrega que además de armar sus propios horarios, "no dudo en trabajar más tiempo si es necesario".
En la comodidad de su casa y con su hija bien cerca, realiza traducciones en el área educativa para Estados Unidos, mientras que María Cristina Dutto optó por la misma solución, donde su trabajo de correctora se prestó y ahora labora con más comodidad.
El tiempo es arma de doble filo dicen los involucrados: "hay que saber separar muy bien el trabajo de la casa, esto pasa a ser una forma de vida en la que a veces no tienes fines de semana libres, la organización juega un rol fundamental", afirma Valles.
El mayor poder de concentración y el aumento de la eficiencia son otras de las ventajas: "yo trabajo mucho mejor en mi casa", sostuvo Dutto.
Trabajando en casa se terminó aquello de preocuparse por tener la línea del traje bien planchada, la camisa blanca impecable o los zapatos lustrados,también pasaron al olvido los molestos tacones (zapatos) altos: "acá trabajo de pijama si quiero", afirmó Dutto.
El ahorro de tiempo en transporte nadie lo deja pasar y a pesar de que en Montevideo las distancias son cortas trabajar desde el hogar permite ahorrar tiempo.
La calidad de la alimentación es otro punto a destacar, donde la comida casera y poco de "chatarra" (fast food) favorecen la dieta de los teletrabajadores.
El gran problema que destacan los teletrabajadores es la pérdida de vínculo con las otras personas: "la relación cara a cara es esencial", dijo Frasca.
Las charlas, con café de por medio, en las que surgen ideas, especialmente cuando se trata de trabajos creativos, se extrañan y por esta razón viaja cada dos meses a Estados Unidos y así mantienes el vínculo con sus antiguos compañeros.