Están llegando a su fin los Juegos Centroamericanos y del Caribe con un triunfo de la "aplanadora" mexicana. Esto sería espléndido si fuera real aunque lo cierto es que, llevando una cuantiosa delegación y con la ausencia de la única potencia deportiva de esta geografía continental que es Cuba, los juegos se convierten en una reunión de barriada o en el mejor de los casos, una triste competencia donde el tuerto es rey en tierra de ciegos.
No se demerita en absoluto el esfuerzo de los atletas, quienes concurren llenos de ilusión poniendo su mayor empeño. No, lo que se cuestiona es la realidad competitiva del evento y la conveniencia de seguir realizando estos juegos de mentiritas o la Olimpiada de los Pobres.
Por supuesto que significativos competidores mexicanos como Ana Guevara, Belem Guerrero, Nancy Contreras, los especialistas en Tae-Kwon-Do, los clavadistas, el futbol soccer, en fin, hubieran brillado y competido dignamente aun con la presencia de los cubanos, pero el resto de los asistentes van realmente como relleno. Y si alguien duda de eso, que se remita a los tiempos, distancias y en general, récords que se requieren para poder estar en El Salvador en estas pruebas atléticas.
También es un hecho que a las autoridades deportivas de nuestro país les interesa que no mueran los Juegos Centroamericanos, lo cual también es válido, pues es el único evento internacional donde México brilla. Aquí sería interesante discutir con argumentos sólidos si vale la pena el gasto económico, el desgaste y la asistencia a tan pobre nivel deportivo. A veces es mejor llevar un contingente de excelencia, reducido y capaz, a eventos trascendentes, que convertir a la delegación mexicana en mitin multitudinario.
La Bandera y el Himno Nacional mexicanos ondearán y se escucharán mucho por estos días en El Salvador; el oro vendrá a nuestra tierra por carretadas; los presidentes de asociaciones deportivas y de las diversas federaciones se pararán el cuello y justificarán su chamba; algunos atletas presumirán haber ganado medalla centroamericana; otros, los menos demostrarán su gran nivel. Pero la verdad seguirá siendo que México no es una potencia deportiva y que si aparece en lo alto del medallero es porque asistió a un carnaval atlético de medio pelo.
La falta de arrancadores por lo que no fue homologado el récord mundial de la ciclista Nancy Contreras habla por sí solo del nivel de la competencia.
En otros temas, pareció el fin de semana del nunca. Eventos importantes sucedieron por primera ocasión y entre ellos destaca el triunfo de Rusia en la Copa Davis; por primera vez en la Historia la ensaladera de plata va a parar a las vitrinas de Moscú.
En Argentina, tras casi una década, Independiente, el popular cuadro rojo del barrio de Avellaneda, se coronó campeón dando una gran felicidad a su fiel hinchada.
También en México ocurrió algo que hace mucho no pasaba; los directivos del futbol dejaron a un lado intereses personales y decidieron con la cabeza, aplazando así la Liguilla y apoyando a los clubes mexicanos en su internacionalización. Muchos días de estos.