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Tratamientos experimentales pueden reducir la dependencia de los medicamentos en los pacientes de transplantes

Por LAURA BEIL

La mayoría de los pacientes de transplantes morirían sin medicamentos que evitan que sus sistemas inmunes rechacen los nuevos órganos. Pero estos medicamentos que reducen la inmunidad pueden causar que la persona sea vulnerable a infecciones e incluso a cáncer. Los cirujanos de transplantes de todo el mundo sueñan con el día en que un nuevo órgano no sentencie al paciente a una vida de medicamentos.

El mes pasado, tres estudios sugirieron que ese día podría estar a punto de llegar.

“El potencial para esto es en verdad inmenso”, afirma el Dr. Goran Klintmalm del Centro Médico de la Universidad Baylor, en Dallas. “Nos permitiría lograr que la mayoría de los pacientes dejen los medicamentos.”

Los tres estudios (que se realizaron en California, Pennsylvania y la India) emplean diferentes enfoques, pero todos tratan de engañar al sistema inmune para que piense que el transplante es en realidad parte de nosotros.

Las células de la inmunidad de nuestro cuerpo están programadas para atacar todo aquello con que no nacimos. Lo común es que sea un virus, bacteria, célula nueva de cáncer, o algo que no queremos. Pero en los pacientes con transplantes, su objetivo es un órgano vital.

Los medicamentos actuales actúan imponiendo una suspensión general a las células de la inmunidad, impidiéndoles que vaguen con demasiada libertad en el cuerpo. Y ni siquiera este enfoque es tan exitoso como le gustaría a los médicos. Aún ahora cerca de 50% de los riñones se rechazan de 12 a 15 años después.

“Los medicamentos inmunosupresivos acarrean muchos problemas”, afirma el Dr. Klintmalm.

Los nuevos métodos, descritos en Miami durante la reunión anual del Congreso Internacional de la Sociedad de Transplantes, emplean diferentes estrategias. En cada estudio participó sólo un pequeño número de pacientes, seleccionados incluso antes de que se realizara el transplante. Hasta el momento, las pruebas no ayudarían a personas que ya recibieron el transplante.

En lugar de establecer una suspensión, los nuevos sistemas tratan de enseñar a todos a llevarse bien al influir en el sistema inmune antes y después del transplante.

En un estudio, los científicos del Centro Médico de la Universidad de Stanford se concentraron primero en los donadores de los riñones en las semanas anteriores a la operación. Los donadores tomaron medicamentos que aumentaron el número de células raíz en su cuerpo. Las células raíz pueden dar lugar en potencia a cualquier tipo de célula del sistema inmune. Luego, se extrajeron y almacenaron estas células raíz excedentes.

Inmediatamente después de los transplantes, se administraron a los pacientes una serie de tratamientos de radiación y medicamentos con el fin de eliminar porciones de las células inmunes de los pacientes. Al final, 11 días después del transplante, los pacientes recibieron las células raíz del donador.

Los médicos de Stanford probaron este tratamiento en cuatro pacientes. Tres de los cuatro terminaron con sistemas inmunes que tenían elementos del donador y el paciente. En dos pacientes, las pruebas mostraron que el sistema inmune del paciente no estaba notando el nuevo riñón. Un año después del transplante, los médicos retiraron los medicamentos inmunodepresivos a estos dos pacientes.

Sin embargo, cinco meses después los médicos encontraron señales de rechazo y volvieron a administrar medicamentos en cantidades bajas.

Médicos de la India están probando otra forma de enseñarle tolerancia al sistema inmune. Tomaron tejido del riñón de cada donador y lo hicieron pasar como infusión por el timo del paciente. El timo es como la escuela del sistema inmune. Las células jóvenes y sin programar van ahí para aprender su función en la vida. Los médicos hindúes esperaban que la presencia del hígado del donador expondría a las células inmunes susceptibles al nuevo órgano del cuerpo.

El tercer estudio fue en transplantes de intestino que se llevaron a cabo en la Universidad de Pittsburgh. Unas cuantas horas antes del transplante, se administró a los pacientes un medicamento que disminuye las células de la inmunidad. Los científicos de Pittsburgh probaron la teoría de que se debe detener el funcionamiento del sistema inmune antes del transplante y no después. Después, se reprimía ligeramente el sistema inmune. La estrategia es permitir que el cuerpo tenga una débil reacción inmune, formando un número pequeño de células dirigidas contra el nuevo órgano. Al final, el cuerpo elimina estas células inmunes extras.

Durante la reunión, los expertos afirmaron que todos estos tratamientos están en las primeras fases de prueba.

© 2002 The Dallas Morning News

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