MATAMOROS, COAH.- El comerciante ambulante de muebles Manuel Reséndiz Montoya, de 43 años de edad, quien llegó del ejido La Esperanza, hace casi diez años y se instaló en la esquina de Pabellón y Zaragoza, dijo: “¡A nadie perjudico con vender en la calle mis muebles!... Uno lo hace por ganar dinero para mantener a la familia”.
Siendo un jovencito y recién casado con Rosa Rodríguez, Manuel Reséndiz, llegó a trabajar a Matamoros, a una mueblería, en Zaragoza y Niños Héroes, "Muebles de Madero de Torreón”, su patrón don Cirilo Cuevas, le dio la oportunidad de conocer el ramo y laborar por varios años en ese negocio, pero... un buen día, Manuel decidió independizarse, en ese entonces con dos hijos en brazos, Iván (20 años actualmente) y César, 17 años, después nació Brenda Lizet, ocho años.
Una vez que ya conocía la actividad, y con dinero ahorrado, préstamos y de plano con la bendición, se fue a Torreón a comprar los muebles, (lo mismo que hacía su ex patrón), lo único malo de todo esto, es que no tenía en dónde guardarlos y menos un local para venderlos, por lo tanto se iba a vender con un "chamuco'', y calle por calle, casa por casa, se le vio por todo Matamoros, vendía a crédito, al contado, apartado (fue de los primeros en utilizar ese sistema), en ocasiones fue tal su necesidad económica de vender que el comprador le decía volver más tarde por el dinero, y lo esperaba bajo el sol, la lluvia, el aire y la tierra; y así recibir su pago.
Se instaló
Cuando se cansó de andar de arriba para abajo y por cuestiones de salud, se "arrimó'', a la esquina de Pabellón y Zaragoza, fue en ese lugar en donde estaban ya ubicados los vendedores de ropa de la llamada "Fayuca'', estaba ocupando el espacio el líder de los vendedores de ropa, el profesor Ramón, quien incluso un poco molesto al principio, le dio oportunidad de instalarse en ese espacio, porque Manuel Reséndiz portaba un permiso, ni más ni menos que del alcalde Raúl Onofre.
Estaba feliz Manuel, porque ese permiso lo había obtenido, apoyado por su amigo el líder Lázaro Argumaniz, quien incluso tuvo viejas glorias.
Una vez instalado, invitó años después a Cleto Gallegos, quien también vende muebles y están juntos los dos en la misma calle y banqueta, en donde está una casa en la esquina, de Dizán Morales, con quien han dialogado y le han solicitado que les permita vender.
"A nadie le hago daño''
Instalado en la calle y en la banqueta, Manuel Reséndiz, dijo: "a nadie le hago daño con vender mis muebles en plena vía pública, la gente puede pasar de un lado a otro, (saltando los muebles), la banqueta está despejada, es mi compañero y amigo Cleto, el que tapa la banqueta, estoy en la esquina con mis muebles, pensando en ayudar económicamente en mi familia, mi hijo mayor ya trabaja, pero el segundo hijo estudia y la tercera, mi hija menor, es una niña que también estudia y en estos momentos es cuando más necesita de mi ayuda económica.
“A los Mercaditos Ríos Rueda, ¡No!”...
Cuando le han preguntado que si se reubicará a los Mercaditos Ríos Rueda, dijo que definitivamente no, es un lugar desolado, no va nadie a comprar, los vendedores debemos estar en donde está la gente que va a comprar, cómo es posible estar en un lugar, en donde nadie sabe que está el negocio y menos todavía a un espacio, como son Los Mercaditos, a los que nadie va.
En esta ocasión ya no tiene líder que lo apoye a excepción del profesor Ramón, líder de los comerciantes de ropa La Fayuca, por lo que quizá tenga que correr la misma suerte que todos los vendedores de ropa.
Lo que gana
Manuel Reséndiz Montoya dijo ganar diario 160 pesos, esto si se realiza una buena venta, cuando vende algo pequeño o más barato, como un colchón es menor la ganancia, también la venta de una vitrina por la cantidad de mil 800 pesos, le deja buen dinero, aun cuando a veces se recupera con el pago en "abonos''.
Tiene servicio médico
Tiene servicio médico porque es pensionado del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), por varias lesiones que sufrió en una rodilla, brazo, codo y hasta el cuello, padeció problemas de articulación, lo que posteriormente lo ha mantenido en receso, es decir, con poca actividad, pero nunca ha dejado de trabajar, sabe que no puede dejar de hacerlo, está en el entendido que tiene que sacar adelante a sus hijos, lo que todavía no logra entender es por qué las quejas ¿de quién o quiénes?... por vender sus muebles en la calle, e invadir la banqueta, si realmente a nadie perjudica, “o ¿si?”...fue su insistente pregunta.