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Un día de indignación

Cecilia Lavalle

Sucede en promedio cada 15 segundos. Provoca, cuando menos, estrés crónico y enfermedades tales como hipertensión, asma y obesidad. Está asociado, asimismo, con dolores de cabeza crónicos, depresión, fobias y miedos prolongados. De hecho está considerada como la tercera causa por la que se pierde la salud. Hay estudios que señalan que representa casi un año de vida perdido por cada cinco de vida saludable. En México se calcula que una de cada tres familias la padece. No, no es una epidemia, aunque el número de casos registrados es alarmante. No es una enfermedad, pero se ha considerado como un problema de salud pública. Se trata de la violencia contra las mujeres.

Datos de la Organización Mundial de la Salud señalan que cada 15 segundos una mujer es agredida. Es decir, en lo que usted leyó el primer párrafo de esta nota, en promedio dos mujeres fueron agredidas de distintas maneras. Dicho de otra manera, 5 mil 760 mujeres son maltratadas diariamente física, sicológica o sexualmente, en la mayoría de los casos en el interior de sus hogares y en 90 de cada 100 casos por un varón.

Hasta hace algunos años lo que hoy se conoce como “violencia intrafamiliar” era considerado un asunto privado, un asunto que sólo concernía a los miembros de la familia, un asunto cuando mucho de dos en el que el gobierno no tenía porqué meter las narices. La lucha de las mujeres por señalar esta violencia como parte de las violaciones a los derechos humanos colocó el problema en el ámbito público y evidenció la responsabilidad directa del gobierno y del Estado en su solución. Esto no fue un logro menor. Ha permitido que cada vez con más fuerza se tome conciencia y se impulsen reformas legales, educativas y políticas públicas para resolver un problema que afecta a niñas y mujeres independientemente de su raza, credo, nivel de estudios o condición social.

Este cambio de percepción -dejar de considerar la violencia intrafamiliar como un asunto privado para verlo como un asunto de interés público- ha coadyuvado también a que diversas instancias oficiales y no gubernamentales le pongan números. Especialistas del Banco Mundial, por ejemplo, estiman que la violencia intrafamiliar causa el 20 por ciento de los días laborables que pierden las mujeres. Esto es, uno de cada cinco días laborables que pierde una mujer es causado por la violencia que padece en su casa. El Banco Interamericano de Desarrollo por su parte, calculó que la violencia contra las mujeres le cuesta a un país el 2 por ciento de su Producto Interno Bruto equivalente a los días no trabajados, a los costos por hospitalización, servicios de emergencia, albergues, entre otros. Con respecto a las repercusiones en materia de salud, datos oficiales en nuestro país señalan que la violencia es la tercera causa por la que las mujeres pierden la salud. De hecho, el Grupo de Trabajo sobre Derechos Sexuales y Reproductivos, que agrupa a más de 20 organizaciones civiles, afirma que en nuestro país mueren más mujeres por efectos de la violencia que por cáncer. Otros cálculos, con metodología utilizada por la Organización Panamericana de la Salud, indican que en mujeres de 15 a 44 años de edad la violencia familiar representa casi un año de vida perdido por cada cinco de vida saludable. En este tema, la impunidad también puede medirse: Sólo 4 de cada 10 mujeres denuncian por violencia intrafamiliar; pero según la pgr sólo 2 de cada 10 llegan a proceso judicial. En el caso de delitos sexuales el asunto es peor. Sólo se denuncian un 2% de los casos de abuso sexual infantil dentro de la familia; un 6% de los de abuso sexual fuera de la familia; y entre un 5 y 8% de los abusos sexuales contra mujeres adultas. Y si estamos hablando de violencia contra las mujeres no podemos omitir a las muertas de Juárez. A la fecha son más de 280 los crímenes reconocidos como feminicidios.

Mañana se conmemora el Día Internacional de la No Violencia Contra las Mujeres. En todo el mundo se hará una especie de “corte de caja” para actualizar los números rojos, pero también para analizar en qué se ha avanzado, en qué se ha fallado, qué sigue. En nuestro país aún hay mucho por hacer. Reformas legales que brinden efectiva protección a las mujeres; capacitación constante en perspectiva de género y en especial en tratamiento a mujeres que padecen violencia dirigido a todo el personal que procura y administra justicia; un considerable aumento de albergues para mujeres y sus hijos; una profunda reforma educativa que ayude a desmantelar en nuestra cultura los elementos machistas para los hombres y de subordinación para las mujeres; entre muchos otros. Un día como el de mañana debe ser de profunda indignación. Tanta, que sea capaz de movilizar conciencias y modificar actitudes. Tanta, que evite una sola muerta más en Juárez. Tanta, que sea capaz en el futuro próximo de hacer la diferencia en la vida de las mujeres de nuestro país.

* Los datos aquí proporcionados los tomé de la Agencia Comunicación e Información de la Mujer –cimac- en despachos de prensa del 15 de octubre al 21 de noviembre de 2002.

* Apreciaría sus comentarios: cecilialavalle@hotmail.com

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